La Web de ALFONSO ESTUDILLO
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ARTÍCULOS DE OPINIÓN
Año 2002
Los muertos de cada día
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Echo un vistazo al periódico y nada, ninguna noticia, ninguna novedad, ningún caso, acontecimiento o suceso reseñable, nada... Quiero decir que lo que viene es lo mismo de todos los días, hechos que, ya por
repetitivos y monótonos, pierden su cualidad de noticias. Los doscientos muertos, entre ellos varios niños, en un ataque con tanques y misiles al centro de Gaza; el palestino que hace estallar la carga que portaba
encima en un centro bancario de Jerusalén llevándose por delante a cuarenta judíos y a un tal Alí Babá, alumno en prácticas de la Banca PUT&Co.; siete chechenos que se meten en un Mac Donald de la Plaza Roja haciendo
clic en el botoncito del pecho y forman la de Dios es Cristo entre los militares y empleados del Kremlin que desayunaban; el Zar de todas las Rusias que comunica a Occidente que ya no quedan títeres con cabeza, que
ya pueden borrar a Grozni de los mapas oficiales; la resolución de la ONU dando carta blanca a los EE. UU. para atacar Irak -y a cualquier otro país que tenga petróleo siempre que existan sospechas de que fabrican o
piensen fabricar armas en un futuro-; el colegial que mata a tiros a siete profesores y a dos alumnos en un centro escolar en Houston (Texas); la explosión del coche bomba de ETA junto a una casa cuartel de la
Guardia Civil con tres muertos y diez heridos entre miembros del Cuerpo y familiares; los treinta y dos cadáveres arrojados por el mar a una playa de Tarifa cuando intentaban cruzar el Estrecho en una jangada
fabricada con corchos de garrafas; el condenado a catorce años por malos tratos e intento de homicidio, puesto en libertad por un juez la pera, que vuelve y remata a la mujer con un golpe de mechero tras rociarla con
gasolina; los dos nuevos directivos de empresas de gestión financiera implicados en casos de estafa y sus miles de impositores de planes de pensiones que se quedan con una mano delante y otra detrás; el informe de la
OMS con lo de que cada día mueren de hambre en todo el mundo el ciento y la madre de gente de esas que no tienen petróleo; las cuentas de resultados de los dos grandes Bancos de nuestro bendito país con un aumento en
los beneficios de sólo el 54 % en los seis primeros meses del año...
Nada de nada, ya digo. Todos los días lo mismo. A ver qué leches puede coger de aquí el pobrecito escribidor de opinión para rellenar las cuartillas en su difícil y filantrópico cometido sin estar repitiéndose
continuamente.
Pues, mire usted, mi pacienzudo lector, ya que no hay noticias que podamos calificar de novedosa, de original por nueva o excepcional, les pongo aquí uno de los titulares leídos en el mismo diario en la sección de
provincia. No tiene desperdicio. Lean:
"Encontrado en la playa el cadáver sin vida de un hombre muerto" (sic).
Observen la sagacidad del reportero para, conjugando unas mínimas palabras y en brevísima oración, introducir al lector en un único e inequívoco pensamiento: allí lo que había era un difunto, un muerto muerto. No
deja el menor margen a la duda de que pudieran llegar los servicios de socorro e intentar la reanimación o la respiración artificial. Nada, oiga. El tío la había palmado y estaba allí de cuerpo presente, o sea,
cadáver, difunto, muerto, exánime, fiambre, extinto, finado, inanimado, yerto...
Acabamos, pues esto no da para más. Pero antes, y aprovechando que este mes de noviembre es el mes de los difuntos, el mes que más nos acordamos de los muertos, y puesto que les he citado al susodicho reportero con
su titular y su muerto-muerto, recordando a esos otros "reporteros" que nos escriben la historia que nos reflejan las noticias diarias, permítanme citarlos y decirles que me acuerdo mucho de ellos y de los suyos...
Hablamos de Sharon, de Arafat, de Husein, de Putin... y de tantos otros, incluido el mismísimo zurdo de Midland.
Entiéndanlo como quieran, pero yo sólo quiero decir que, leyendo sus "crónicas" de cada día, pienso, recapacito, reflexiono... Y me estremezco triste y compungido. Y me resbalan lágrimas hasta el colmillo mientras me
acuerdo de todos sus muertos. Qué quieren que les diga...
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