Eras mi amigo cuando niños
Y no olvido
una despedida.
Tus ojos me dijeron
el oculto cariño
por una lágrima
que delató aquello tan bonito.
Y no olvido
que te aprisionó
la tristeza por ser mi amigo.
¡Gracias! por aquel cariño.
Hoy te vi, como otras veces,
nos saludamos
pero nuestras almas
no se encontraron,
ausentes perdidas
en la angustia de la vida
y la dureza del camino.
Hoy te vi,
pero no quería que te acercaras
ni supieras que te había visto.
Eras tú, aquel amigo.
Yo estaba triste
no quería testigos.