En su mirada esta el Mundo, en sus ojos cabía toda la
Humanidad, en ese cuerpo sumergido estábamos todos. Son tantas
las posibles combinaciones, Historias y circunstancias, que se
necesita de los auxilios del tiempo, de la inmensidad relativa
del Sr. Cronos para acomodar, colocar y guardar todas las Vidas
de cada Hombre, las vivencias personales y transferibles de cada
célula celeste.
Pero siempre la Luz aparece para dejarnos ver ese espacio de
Conocimiento que se oculta entre las sombras. Y es ese espacio
profundo y Misterioso el que se descubre en sus ojos. Por eso,
una línea de Energía, como puente imaginario, se construye en un
instante atemporal entre los suyos y los tuyos. A través de ese
puente comienzan a transitar Fuerzas que surgen del
inconsciente, es como volver a las Fuentes Originales, donde no
existían fronteras y límites que marcaran las grandezas de todo
lo que nos fue dado por el simple derecho de venir a esta gran
casa llamada Gaia.
Es también por ese puente Mágico por donde sin pausa aparece de
forma cíclica esa nueva oportunidad al despertar, ese tren que
como un cometa no necesita de estaciones para recoger a
pasajeros que ya están listos para esa gran salto, preparados
para volver a los Orígenes. Todas las Fuerzas y Energías en su
expansión fueron creando nuevas manifestaciones, formas para
contener algo intangible que, a SU vez, se multiplicaba de
manera continúa, pero algo se perdió en todo este proceso, algo
se quedó en el olvido.
Sin embargo, esa Energía intangible de vez en cuando se
manifiesta en algo visible y físico para aportar Luz a ese
rincón olvidado, para señalarnos el camino de regreso a nuestras
Fuentes Originales, indicarnos esa línea fugaz de Fuerza que en
el Azul profundo se sitúa como referencia de lo que somos en un
principio, de lo que es OMAYRA en su final.