Camino de sangre nueva,
que de ti se desgranó,
en una noche cualquiera.
Federico García Lorca,
tu sentir ya se esfumó,
tu canto al verde lucero,
a tu luna de jazmín,
quedáronse los recuerdos
de los naranjos en flor,
de tu boca y de tu pluma
silencio de honor quedó.
Han traspasado tu cuerpo,
con ese plomo traidor,
veredas de penas yacen,
en Granada junto a ti.
El río Guadalquivir
guarda lágrimas de perlas,
de los que te amaron tanto,
ay... Granada que solita,
te quedaste ese día,
que Federico se fue,
cuando el alba aparecía.
Dejando el verde, muy verde,
la luna triste y muy sola,
y la campana doblando,
con la pena que la ahoga.