Página anterior. Volver Portada gral. Staff Números anteriores Índice total 1999 ¿Qué es Arena y Cal? Suscripción Enlaces

Gala, Antonio Gala, todo almíbar, anuncia sus obras completas en televisión. Gala, enervado de lírica comercial, exacerba el histrión de su rostro, el caudal de mermelada -exceso de sacarosa- de su voz. Gala vende libros e imagen. Vende versos, novelas, artículos y ensayos. Gala vende cassettes y obras de teatro. Gala es el actor del escritor. Nadie sabe ya quién, qué, es Gala.

Gala truena en El Mundo y llora en la poesía. Es un todo terreno que triunfa en la Feria del Libro -ranking de ventas- y suma y sigue. Gala recita sus versos con deleite mercader. Ya nadie duda que Gala es el fingidor que nombrara Pessoa, con una doble personalidad o un doble fondo. Haciendo Literatura, sintiendo, en el frontispicio de su persona. Vendiendo libros, negociando, en la trastienda de sus libros.

La Literatura, Gala, ha quedado reducida a un sin fin de contradicciones, a un maremagnum de despropósitos. Es y no es. El dilema está servido. Gala siente demasiado al igual que vende demasiado. El problema es saber si sentía antes de vender o si lo que siente es para continuar firmando ejemplares en las casetas de la Feria, esas barracas tomadas por la masa que sólo lee por temporada o por moda.

Ser escritor es anterior a ser un profesional de la escritura o viceversa. Gala, antes de ser vende-libros, era un ser ciego de literatura, borracho de afán literario, ahíto de escribir so pena de morirse en el intento.

No lo sabemos. Nunca lo sabremos. El sistema ha convertido a Gala en un creador de libros mediáticos. Vende tal cual escribe. Y a buen precio. Quizá deba ser de esa forma, una mezcla de fría ambigüedad y escurridiza ternura. Al fin y al cabo, se sigue confundiendo el negocio con el placer, a veces de una forma vomitiva. 

Tal vez hasta babosa.




 

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