Alto, rozando las nubes,
alta, buscando los cielos,
Comares sube trepando
con vocación de lucero.
Terruño, blanco y tranquilo,
para la paz y el recuerdo.
Comares, breve y hermoso
como un dulce Nacimiento.
Por las casas, por las calles
huele a pan y huele a pueblo.
Se me cansó por las cuestas
este corazón ya viejo,
mientras soñaba en la altura
el niño que llevo dentro.
Por el mirador miraba
barrancos, colinas, cerros,
cortijos desparramados
y azul el mar lejos, lejos.
En la antigua fortaleza
escribí en la Algibe versos
y cerca, en la Encarnación,
tocó la campana el viento.
Entre olivos, entre viñas,
seguí soñando despierto.
Torre de cal, tú, Comares,
como un palomar de sueños.