Página anterior. Volver Portada gral. Staff Números anteriores Índice total 1999 ¿Qué es Arena y Cal? Suscripción Enlaces

El siglo XVII fue muy malo en productos bibliográficos ante la brillantez del siglo precedente y de los incunables. Las causas hay que buscarlas en la grave crisis económica acarreada por las guerras de religión. Decaen las ediciones de los clásicos, de los Padres de la Iglesia, de las Summas y hasta de las Biblias, por estar prohibida en los países católicos su lectura en las lenguas vernáculas.

Se produce un descenso de los libros en latín y un auge de los de lenguas vernáculas. Aparece con ello un nuevo tipo de libro restringido a sus áreas nacionales y con ello la piratería editorial. No se compensó este fenómeno con el esplendor de las literaturas de algunos países que dieron nombres como Cervantes, Lope, Calderón y Quevedo en España, Shakespeare en Inglaterra y Corneille, Racine y Molière en Francia, por ejemplo.

También hizo su aparición un mercado para folletos y panfletos informativos como las primeras publicaciones periódicas, o las primeras revistas científicas, pues se produjo la gran revolución científica europea con figuras como Kepler, Galileo, Bacon o Harvey.

Los libros presentan un aspecto descuidado, pues se persigue la economía para el nuevo público. Predominan el mal papel, las malas tintas, la mala impresión y los tipos corrientes. El estilo barroco domina en la ornamentación del libro. Los formatos lujosos venían de manos de mecenas reales y nobles a cambio de adulatorias dedicatorias al comienzo de la obra.
Se impuso una rígida censura y se gravó el papel, que alcanzó altos precios, y la importación de libros.

Nos vamos a fijar en los principales países productores.


PAÍSES BAJOS

Los Países Bajos ostentan la hegemonía de la industria del libro durante este siglo.

Al independizarse de España, Holanda se convierte en la primera república burguesa de la historia que vivió un fuerte desarrollo económico, político y cultural.

Se inició una nueva forma de comercio de libros, ofrecidos en subasta al mejor postor. Apareció la nueva dinastía de editores de los Elzeviros, iniciada por Luis Elzeviro que fue maquinista de Plantino y luego librero, y sus nueve hijos crearían las famosas imprentas que llevaron su nombre. No eran intelectuales ni bibliófilos, sino más bien gente de comercio que consiguieron abaratar los precios poniendo de moda los actuales libros de bolsillo de mala calidad. Su escudo era un águila con siete flechas de las siete provincias holandesas. Sus libros tuvieron fama hasta el XIX y los coleccionistas de la historia de la bibliofilia hablan de una manía de Elzeviros, por los que se han llegado a pagar cantidades astronómicas.

Otra familia de editores holandeses que compitió con los Elzeviros es la iniciada por Jan van Vaesberghe.

Holanda, país de marinos, alcanzó un gran desarrollo de la cartografía destacando la casa Blaeu con sus maravillosas cartas de navegar.


FRANCIA

Las luchas religiosas, la guerra civil y la ascensión del absolutismo real al poder limitaron la producción y circulación del libro. La universidad de la Sorbona deja de dar la autorización para la impresión y venta de libros, pasando este deber al Gobierno que asfixia el mundo del libro y reduce a 39 el número de impresores en toda Francia.

Destacó el editor Sebastián Cramoisy, editor de los jesuitas, impresor y librero del rey y protegido de Richelieu que le nombró primer director de la Imprimerie Royale cuando fue creada en 1840 para dar propaganda política y religiosa, y que más tarde llamarían Imprenta Nacional. Su actividad se inició con una buena edición de la Imitatio Christi, de Tomás Kempis, a la que siguieron las obras de San Bernardo, una serie de escritores bizantinos y la curiosa creación Ad usum Delphine, textos clásicos expurgados con comentarios y vocabulario para facilitar el conocimiento al Delfín o heredero de la corona.

La Imprimerie Royale también desarrolló el arte del grabado en cobre. La ilustración del libro alcanza gran categoría.


INGLATERRA

Tampoco fue brillante el mundo del libro en este país, debido al temor por las disputas religiosas y al poder real. Isaac Jacggard publica en 1623 una edición de las obras dramáticas de Shakespeare llamada First Folio por su formato.

El nivel técnico de la tipografía fue tan malo que se han hecho célebres erratas como aquella que confundía en una Biblia a Jesús con Judas o la que alteraba el sexto mandamiento postulando «cometerás adulterio».

En la segunda mitad del siglo hubo una ligera mejoría y a finales el gobierno empieza a dar medidas favorecedoras que empezaran a dar sus frutos el próximo siglo.


ALEMANIA

Este país quedó arrasado, estancado y arruinado con la Guerra de los Treinta Años. Las bibliotecas de los conventos fueron víctimas especiales en los enfrentamientos.

La tipografía e ilustración de esta época pertenecen a lo mas pobre de la imprenta alemana. El comercio del libro se mantuvo esencialmente de impresiones fraudulentas que no pagaban ni los derechos de autor.


ESPAÑA

En España también se agudizan las medidas represivas que dominaban en el resto de Europa. La vigilancia de la Inquisición se ejercía tanto en la impresión, importación, circulación y tenencia de libros prohibidos, apareciendo índices o catálogos de libros prohibidos.

Madrid se convirtió en capital de los Austrias y adquiere gran importancia en la impresión junto a las capitales de la Corona de Aragón, Barcelona, Valencia y Zaragoza.

Las publicaciones periódicas.

Con algunos antecedentes, como ciertos avisos o noticias manuscritas durante la Edad Media o listas de informaciones periódicas impresas durante el XVI y XVII, es en este siglo cuando se generalizan las publicaciones periódicas con carácter semanal por el ritmo de las diligencias en servicio de postas.

En nuestro próximo capitulo veremos el siglo XVIII de la Historia del Libro.




 

volver  arriba

Pulse la tecla F11 para ver a pantalla completa

contador

BIOGRAFÍAS | CULTURALIA | CITAS CÉLEBRES | plumas selectas

sep