Página anterior. Volver Portada gral. Staff Números anteriores Índice total 1999 ¿Qué es Arena y Cal? Suscripción Enlaces

Me pongo a escribir este artículo en la mañana del domingo 13-J, justo al volver de cumplir con mi derecho-obligación a meter unas papeletas en las urnas. Un sencillo acto éste que no viene forzado por sueños o quimeras -ya sabe Vd. que, en esta cosa que llaman política, a la confianza e ilusión le resta las realidades y es siempre cifra negativa- sino que viene propugnado por la convicción de que es obligatorio, cuando menos, el hacernos merecedores de lo que tenemos.

Naturalmente, cuando Vd. lea estas letras ya habrá pasado todo. Habrá terminado -y comienza una tregua de cuatro años- la soez e incalificable batalla que hemos tenido que soportar a diario en la “teleleche” -la tontuela esa que nos cuenta las mentiras en colores-, en donde los insultos y las descalificaciones personales, por parte de unos y de otros, nos hace añorar los tiempos aquellos en que los caballeros se comportaban como caballeros, como personas serias, como señores... y si no había tal, el guante a la cara, padrinos al canto y con las armas que Vd. quiera.

Sorprende también el elevado número de partidos políticos que tenemos en nuestras Españas. No sé cuántos exactamente, pero, en unos minutos dedicados a ver espacios electorales, pasaron tantos -de los que no tenía ni zorra idea- que perdí la cuenta. Todos con su encorbatado personaje cabeza de lista (y de listo) pretendiendo salvar al mundo y, de paso, buscarse un hueco allí donde el poder y la gloria que le resuelva lo que de otra forma jamás consiguiría.

Si a esto de que son la tira los que quieren tener su propio partido le suma Vd. la bochornosa y ya referida guerra por el poder, le sale un resultado que, forzosamente, le lleva a reflexionar y a plantearse que cuando un político le dice que su único interés es “servir al pueblo”, que está en política porque quiere “trabajar para sus ciudadanos”, sólo cabe la negación. O la carcajada...

Pero, reprímase... Antes de soltarla entérese del tiempo que el referido estuvo antes “trabajando para los demás”, o sea, del tiempo trabajando como voluntario en la Cruz Roja, de su labor afiliado a una ONG que despiojaba negritos en Ruanda, lo del tiempo que dedicaba al ropero parroquial, y también a su altruista trabajo en esa asociación que da cama y asilo a vagabundos y desprotegidos, y pásmese si, además, le enseña el carnet de donante de sangre...

Mucho me temo que no habrá tal, que tendrá que reír a mansalva, que jamás los tales dieron un golpe sin que les reportara intereses, que tanto rompetribunas “servidor de los demás”, lo que pretenden es justamente ...eso que Vd. piensa.

Confiemos en las excepciones... Póngale dos velas a San Canuto y mírelo con optimismo. Si sale, sale... y si no, pues, “ajo y agua”...





 

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