Nunca es en vano escribir poesía,
tarde o temprano,
siempre hay una mano
guiada por el corazón,
dedicando con amor
un recuerdo,
a quién por este mundo pasó
creyendo,
que nada sembró,
La minúscula semilla
esparcida por el viento,
no necesita sustento
para florecer,
Cada amanecer,
el corazón del poeta
siente,
que nada le es indiferente
y que todo tiene un por qué,
La tristeza, la alegría
el desencanto...
la melancolía reflejada sobre papel,
nunca deja de ser una flor
endulzándonos la vida.
Sembremos poesía
para comprendernos mejor.