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En un folleto editado por el Ayuntamiento con ocasión de la
Feria del Carmen y de la Sal de 1990, tuve la satisfacción de
hacer la siguiente exposición, que ahora me permito dar a
conocer a través de las páginas de la Revista Literaria "Arena
y Cal".
La evolución que, de forma incontenible e inevitable, va tomando
el mundo, resulta excepcional como nadie ignora. El progreso que
se observa en todos los órdenes no obedece a cuestiones
particulares de determinadas zonas, sino a una corriente general
del globo debido a la vida de relación entre las naciones; los
intercambios naturales, científicos y económicos y, lo que es
más importante y peligroso, los de las ideas, con repercusiones
en las costumbres.
Pero a la vez que "el progreso" camina demoliendo costumbres y
tradiciones seculares, los pobres mortales tropezamos con más
inconvenientes en la vida ordinaria. Y este fenómeno, a nuestro
modo de ver y entender, se debe a que en la tierra se da más
importancia hoy a los grandes estudios o realizaciones
científicas (dominio de los espacios intersiderales, proyectiles
balísticos, desarrollo de ingenios atómicos, etc.) que a las
cosas prácticas, espirituales y materiales, que son las que
contribuyen a labrar la humana felicidad. Esta obstinación de
apartarnos de la senda trazada por el Divino Redentor, sólo
puede acarrearnos desgracias y acercarnos, a pasos agigantados,
al fin previsto por Él.
Nos vamos aproximando a los dos siglos en que a la Villa de la
Real Isla de León le fue otorgado, por Decreto, el título de
Ciudad con la denominación de San Fernando. Desde entonces (27
de noviembre de 1813), ¿qué evolución ha tenido nuestra ciudad
en estrecha comunidad de afanes y de sentimientos con los demás
pueblos de la Madre España, que siempre ha dado al orbe, y
continúa dando, ejemplos de sensatez y de generosidad?
Vida sentimental
Hace más de medio siglo que quien esto escribe conoció San
Fernando. Desde entonces (marzo de 1933) muchas cosas han
cambiado en la estructura de este pueblo y de algunas de sus
costumbres, por esa corriente progresiva a que antes aludimos.
Pero lo que permanece inalterable es el espíritu acogedor,
simpático y sencillo de los hijos de la Isla, cuyo embrujo
ejerce tal influencia sobre los que nacimos bajo otro cielo de
esta tierra de santos y de héroes, que nos hace contagiar de
isleñismo y sentirnos aquí "con voz y voto" como en el propio e
inolvidable terruño, donde brotaron las primeras ilusiones bajo
las caricias maternales.
El primer recuerdo que viene a mi memoria es el de los
sentimentales paseos por la calle Real, con "centinela
alerta"...
Por aquel entonces ir al cine con una chica representaba llevar
una nutrida escolta familiar, condición "sine qua non" para
poder entrar acompañado de féminas en nuestras salas de
espectáculos. ¿Qué queda hoy, también, de aquel "pelar la pava"
por los cierros, de tanta tradición y solera en las tierras del
sur? En este aspecto el avance ha sido asombros, fruto del
modernismo que camina, de forma arrolladora, en la misma
progresión ascendente que los experimentos científicos.
Muchos padres de familia, a la antigua usanza, quisieran que en
esto la Isla fuese una excepción. Pero ello, señores, es
imposible. Los pueblos, aunque sin perder sus perfiles propios,
en los grandes cataclismos o transformaciones tienen que ir,
necesariamente, unidos codo con codo; vivir juntos o morir
también juntos. Nadie puede aislarse y hacer de su capa un sayo,
so pena de caer en lo ridículo o de terminar en un centro
psiquiátrico. Lo que hace falta, sí, es dar a nuestros hijos una
sólida educación moral y religiosa, que es el escudo más patente
y vigoroso para hacer frente, con éxito, a los peligros del
mundo.
Desarrollo material
En el aspecto material, lo realizado en San Fernando en más del
medio siglo a que aludimos ha sido muy notable. Hemos visto
desaparecer los "bombos" del Arsenal de la Carraca, esos
románticos armatostes que desde tiempos de Carlos IV fueron
testigos de grandes epopeyas marineras.
La ciudad toda se ha ido transformando, a modo de "cataclismo
geológico", y ahí tenemos millares de nuevas viviendas; calles
pavimentadas; la red de alcantarillado que sustituyó a los
"pozos negros"; un parque recreativo de los más bonitos de la
provincia, y un ferial que se prolonga desde el Puente Zuazo
hasta el Zaporito...
Simples botones de muestra de lo mucho que se ha hecho en esta
ciudad luminosa, de honda raigambre marinera, protegida por la
Virgen del Carmen Coronada, augusta Patrona de los isleños y de
la Marina de Guerra. Y como realizaciones más recientes, ahí
tenemos la Ronda del Estero, el Parque del Oeste y la inmensa
Bahía Sur al fondo de la Bahía Gaditana.
Desarrollo cultural
En el orden cultural, tenemos la Real Academia de San Romualdo
de Ciencias, Letras y Artes, de la que es presidente de honor
S.M. el Rey; la Casa de la Cultura y los Museos Históricos de la
Armada y Municipal, entre otras admirables realizaciones.
Así es como se forjan los pueblos grandes y dignos, y así es
como se va "haciendo" la Historia, que dará lustre a nuestros
hijos y gloria a sus predecesores.
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