Página anterior. Volver Portada gral. Staff Números anteriores Índice total 1999 ¿Qué es Arena y Cal? Suscripción Enlaces

En un folleto editado por el Ayuntamiento con ocasión de la Feria del Carmen y de la Sal de 1990, tuve la satisfacción de hacer la siguiente exposición, que ahora me permito dar a conocer a través de las páginas de la Revista Literaria "Arena y Cal".

La evolución que, de forma incontenible e inevitable, va tomando el mundo, resulta excepcional como nadie ignora. El progreso que se observa en todos los órdenes no obedece a cuestiones particulares de determinadas zonas, sino a una corriente general del globo debido a la vida de relación entre las naciones; los intercambios naturales, científicos y económicos y, lo que es más importante y peligroso, los de las ideas, con repercusiones en las costumbres.

Pero a la vez que "el progreso" camina demoliendo costumbres y tradiciones seculares, los pobres mortales tropezamos con más inconvenientes en la vida ordinaria. Y este fenómeno, a nuestro modo de ver y entender, se debe a que en la tierra se da más importancia hoy a los grandes estudios o realizaciones científicas (dominio de los espacios intersiderales, proyectiles balísticos, desarrollo de ingenios atómicos, etc.) que a las cosas prácticas, espirituales y materiales, que son las que contribuyen a labrar la humana felicidad. Esta obstinación de apartarnos de la senda trazada por el Divino Redentor, sólo puede acarrearnos desgracias y acercarnos, a pasos agigantados, al fin previsto por Él.

Nos vamos aproximando a los dos siglos en que a la Villa de la Real Isla de León le fue otorgado, por Decreto, el título de Ciudad con la denominación de San Fernando. Desde entonces (27 de noviembre de 1813), ¿qué evolución ha tenido nuestra ciudad en estrecha comunidad de afanes y de sentimientos con los demás pueblos de la Madre España, que siempre ha dado al orbe, y continúa dando, ejemplos de sensatez y de generosidad?


Vida sentimental

Hace más de medio siglo que quien esto escribe conoció San Fernando. Desde entonces (marzo de 1933) muchas cosas han cambiado en la estructura de este pueblo y de algunas de sus costumbres, por esa corriente progresiva a que antes aludimos. Pero lo que permanece inalterable es el espíritu acogedor, simpático y sencillo de los hijos de la Isla, cuyo embrujo ejerce tal influencia sobre los que nacimos bajo otro cielo de esta tierra de santos y de héroes, que nos hace contagiar de isleñismo y sentirnos aquí "con voz y voto" como en el propio e inolvidable terruño, donde brotaron las primeras ilusiones bajo las caricias maternales.

El primer recuerdo que viene a mi memoria es el de los sentimentales paseos por la calle Real, con "centinela alerta"...

Por aquel entonces ir al cine con una chica representaba llevar una nutrida escolta familiar, condición "sine qua non" para poder entrar acompañado de féminas en nuestras salas de espectáculos. ¿Qué queda hoy, también, de aquel "pelar la pava" por los cierros, de tanta tradición y solera en las tierras del sur? En este aspecto el avance ha sido asombros, fruto del modernismo que camina, de forma arrolladora, en la misma progresión ascendente que los experimentos científicos.

Muchos padres de familia, a la antigua usanza, quisieran que en esto la Isla fuese una excepción. Pero ello, señores, es imposible. Los pueblos, aunque sin perder sus perfiles propios, en los grandes cataclismos o transformaciones tienen que ir, necesariamente, unidos codo con codo; vivir juntos o morir también juntos. Nadie puede aislarse y hacer de su capa un sayo, so pena de caer en lo ridículo o de terminar en un centro psiquiátrico. Lo que hace falta, sí, es dar a nuestros hijos una sólida educación moral y religiosa, que es el escudo más patente y vigoroso para hacer frente, con éxito, a los peligros del mundo.


Desarrollo material

En el aspecto material, lo realizado en San Fernando en más del medio siglo a que aludimos ha sido muy notable. Hemos visto desaparecer los "bombos" del Arsenal de la Carraca, esos románticos armatostes que desde tiempos de Carlos IV fueron testigos de grandes epopeyas marineras.

La ciudad toda se ha ido transformando, a modo de "cataclismo geológico", y ahí tenemos millares de nuevas viviendas; calles pavimentadas; la red de alcantarillado que sustituyó a los "pozos negros"; un parque recreativo de los más bonitos de la provincia, y un ferial que se prolonga desde el Puente Zuazo hasta el Zaporito...

Simples botones de muestra de lo mucho que se ha hecho en esta ciudad luminosa, de honda raigambre marinera, protegida por la Virgen del Carmen Coronada, augusta Patrona de los isleños y de la Marina de Guerra. Y como realizaciones más recientes, ahí tenemos la Ronda del Estero, el Parque del Oeste y la inmensa Bahía Sur al fondo de la Bahía Gaditana.


Desarrollo cultural

En el orden cultural, tenemos la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes, de la que es presidente de honor S.M. el Rey; la Casa de la Cultura y los Museos Históricos de la Armada y Municipal, entre otras admirables realizaciones.

Así es como se forjan los pueblos grandes y dignos, y así es como se va "haciendo" la Historia, que dará lustre a nuestros hijos y gloria a sus predecesores.






 

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