Le dio la maestra Adela
suspenso en amor a su novio
a la puerta de la escuela.
El que te puso Benita
debió olvidarse de la o
al ver tu cara bonita.
Qué pena me da, Consuelo,
de esa pena en que se ahogan,
llorando, tus ojos negros.
Para trabajar, la Chana,
se levanta por la noche
y se acuesta de mañana.
Cuanto tú cantas, Dolores,
te lloran en la garganta
canarios y ruiseñores.
Cuando llora Encarnación,
riega con lluvia de estrellas
las flores de su balcón.
En la playa a Genoveva,
amor le trajo una ola.
Y otra ola se lo lleva.
Tuvo tal suerte la Hilaria,
que encontró en la Plaza Mina
lo que perdió en Candelaria.
La sonrisa de Isabel:
por fuera, blancor de azúcar;
por dentro, negror de hiel.
Tiene en sus ojos Jacinta
la negrura de la noche.
Y el alma como la tinta.
¿Si le llamará Karina
el gallito, cuando llama
¡kikiriquí! a la gallina?
Es tan beata Luisa
que quiere estar repicando
y al mismo tiempo en la misa.
Cuando le pago a Llorenta,
por muy caro que me cobre
salgo ganando en la cuenta.
Si me cantaras, María,
lo mismo que yo te canto,
otro gallo cantaría.
El reloj de Nicolasa,
para el rencor adelanta
y para el perdón atrasa.
A Holanda se fue la Nica
recordando lo de Flandes.
Pero se olvidó la pica.
Dicen que es mala la Orosia
negociando con su cuerpo.
Pero cuando no negocia...
Los ojos de niña Paz
están pidiéndome guerra
y de ganarla es capaz.
¡Ay de la pobre Quirica!
Cuando se ahogó en la mar
se murió la mar de rica.
Se fue a la playa Rosario
a escribir sobre la arena
el libro de su calvario.
¡Qué sola mi Soledad!
Se te fue tu SOL primero
por culpita de la EDAD.
Te pusieron Tremebunda
por tu madre y por tu abuela.
¡Y es que lo malo abunda!
¡Mira que llamarte Ulpiana,
cuando debieron ponerte
alondra de la mañana!
Es tan delgada Violante,
que una tabla es por detrás
y una tabla por delante.
Te llamaré Wambalina,
en recuerdo de un rey godo
que se murió en esta esquina.
Con la trenza de Jimena
hice una escala de amor
para subir a su almena.
El camino de Yolanda,
es un suplicio de noche
que por el día desanda.
Cuando te beso, Zoraya,
o no llego hasta tus labios
o me paso de la raya.
* * * * *
Coplas con Abecedario,
¿Qué son nombres de mujeres,
sino cuentas de un rosario?
Cuando los iba nombrando
se me endulzaba la boca
como si fuera rezando.
Si de alguno me olvidé,
que me perdonen las musas.
(Yo también me perdoné).