Rincón de la Poesía
XV Sabes mi corazón como un camino que hayas cruzado una y cien mil veces, como el oficiador sabe sus preces. Haces costumbre del Amor mi trino. Te sabes de memoria mi destino, y en su tierra te hundes o te creces, cosa que no has ganado ni mereces pero que quiero darte como un vino. Sabes tanto que sabes que no puedo llegarme a otra fuente que tu boca y que no tengo libre la mirada. Sabes que te prefiero y que concedo todo lo que tu dulce mano invoca. Que en ti está todo, y lo demás es nada. IV Se han quedado tus cosas y te has ido y me he quedado en ellas sin salida, como entre dos corrientes, aterida, entre seres sin nombre y sin sentido. Ellas se quedan invocando olvido y yo me quedo dentro de mi vida más desnuda que el agua y más perdida que todas las promesas que he perdido. Qué mutilado el aire y qué injusticia tener que alimentarme de impaciencia en el espacio absurdo del recuerdo. No tener sitio ya ni la caricia cuando me dice a gritos mi conciencia que tengo que esperar mientras te pierdo.
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