Eres el hijo de un azar oscuro,
amasijo de átomos fatales
que se saber que, al fin, serán mortales
porque en el tiempo encuentran sordo muro.
Humano, olvídate de tanto apuro
y colócate máscaras cordiales.
Palabras y ojos ten universales,
que el mundo, como tú, marcha inseguro.
Mira a tu alrededor y luego piensa.
Lágrima es nuestra historia, tan inmensa
que en ella te ahogarás si te descuidas.
Condenado a vivir porque has nacido,
no eres distinto a cuantos han vivido
ni a los que arrastran con pesar sus vidas.
YO MÍO, TE DESNUDO DE RUIDOS...
Yo mío, te desnudo de ruidos,
de hojarasca de anécdotas triviales,
de signos vagos y superficiales,
yo mío, te clausuro los sentidos.
De los múltiples ecos y estampidos,
yo mío, y de los símbolos banales,
yo mío, de apariencias festivales,
de dramas, yo te libro (y de cumplidos).
Ahora, viajemos mar adentro, vira
hacia cielos profundos, interiores,
mi paz y su horizonte de bonanza.
Ahora, por fin, descansa ya y respira;
hacia el mito y sus bellos miradores
mi barca va sin miedo ni esperanza.