He mirado esa luz de tus salinas
y he sentido que el aire me besaba.
He creído que el cielo me enviaba
a cuidar tantas perlas cristalinas.
Vi que el sol, en las gotas blanquecinas,
como un niño dormido te arrullaba,
y en su seno tan blanco dibujaba
las esencias del mar en tus retinas.
La montaña de sal, como un coloso,
deslumbraba tenaz toda la orilla
con el aire del lago humedecido,
reflejando un ser bello y orgulloso
de esta Isla de Dios, que tanto brilla,
en el mundo de amor donde ha nacido.
TU REINADO EN MI POESÍA
¿Has mirado en la luz clara del cielo
cómo el halo desciende a tu reinado?
¿Has mirado esa luz, que te ha llegado,
como un beso de amor lleno de celo?
No has pensado, tal vez, que en ese vuelo
todo un mundo de sol has desposado.
Que ilumina esa vida que has hallado
en un reino de paz, gloria y desvelo.
Toma mi Madrigal. Como una Reina,
dime ya si tu alma se enamora
de esta noche fugaz, bella y bravía,
y hallarás esa musa que te peina
con dentadas de oro cada aurora
para verte reinar en mi poesía.