Rincón de la Poesía
VI Por ellos no pasaste, bien se advierte que están secos, con sólo la sonrisa. Van de una cosa a otra tan deprisa que el agua de la vida se les vierte. Van de acá para allá, sin conocerte, gastados por el soplo de otra brisa pero nunca sabrán de la precisa hora en que el mundo en fuego se convierte. Míralos: desatentos, desalados, desparramados, secos, sin saberte, más solos que la luna y ateridos. No supieron ganar y están ganados. No supieron mirar y están sin verte... ¡Qué pocos son, Amor, los elegidos! II Intermediario ser, anfibio alado, Amor hecho de raptos y de ausencia, a otros alimentaste con tu ciencia desposeyéndome del esperado. Bien sé cómo eres, aunque disfrazado cruzaras tantas veces mi dolencia haciéndome creer que era experiencia de ti lo que ni apenas tu recado. Ahora, burlada, llega el importuno labio de quien te sabe a repetirme tu nombre con informes y resabios. Condenada a la espera y al ayuno no te alzaré la voz ni habrás de oírme porque la soledad no tiene labios.
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