Las adelfas miraban
la tarde de Mayo,
se fundían con la brisa
que el viento iba dejando.
Los días de tristeza
marchaban paso a paso,
y el verano acechaba
detrás de los álamos.
Cortinas de lluvia
venianse acercando.
Las adelfas soñaban
con beber de su llanto.
ALGO MAS
Fueron vanos los lamentos,
sordos e mutiles.
Allí, tu estrella brillaba
en la noche estremecida.
Por consiguiente mi yo
restaba a la verdad
palabras inconexas,
que para mi eran
flores de un día.
Al despertar pensé
que era sueno, si
quise desviar lo real,
lo cotidiano.
Pero es silencio
todo lo que negamos,
para nuestro adentro,
silencio sólo.