El llanto que oprime mi garganta es enemigo de la voz y rival
de las palabras... Sólo me queda decirme a mí misma: «Más vale
estar sola», y creer que me lo creo, y echarte de mi pensamiento
a escobazos de despecho, y herirme la boca con gritos de muda
indiferencia, y llorar amargamente la alegría de haberte
perdido. Me retuerce en la cama la tranquila soledad que me has
dejado al irte, y el giro que ha dado mi vida me hace dar
vueltas y vueltas con la esperanza de que en una de ellas sea
capaz de atrapar el sueño que me esquiva.
Más vale estar sola..., repito confundida, sin poder recordar si
fuiste la luz de mis noches o la oscuridad de mis días. Sólo sé
que hoy no eres más que un amor cobarde al que quiero agarrar
por las solapas de un traje que le queda grande y arrojarlo de
la casa de mis recuerdos. Hoy no eres más que nadie; tan sólo
eres el hombre ausente que ya no duerme a mi lado y ocupa en mi
cama un lugar invisible que me quita mi propio espacio. Estás
dormido en el aire aplastante que flota en mi cuarto y quisiera
despertarte a golpes de ausencia y de silencio.
Más vale estar sola que acurrucarme a tu lado y dormirme al
engaño de la vida, despertando a la cálida quimera del calor de
tu cuerpo; despertar a la luz de tu boca, igual que si tus besos
fuesen verdaderos, y sentirte lejos antes de que te vayas, pero,
al fin, sentirte, asiéndome ya a la desesperante tardanza de un
nuevo encuentro.
¿Qué sentido tenía la solitaria compañía del amor? Será mejor
esta soledad sin sentido. Mejor morir sin ti que malvivir
contigo. Mejor estar sola que a tu lado. Mejor masticar silencio
que gritar «te quiero». Mejor muerta que viva. Mejor de nadie
que tuya. Mejor llorar que amarte...
Más vale estar sola... más vale. Por eso te escribo, para
pedirte que no me escribas; por eso te llamo, para pedirte que
no me llames; y por si aún no lo has entendido, si volvemos a
vernos sólo será para recordarte que no quiero verte; mis labios
se unirán a los tuyos para contarte que ya no quieren tus besos,
y luego mis manos, en su lenguaje de caricias, le dirán a tu
piel que ya no quieren tocarte. Un abrazo mío, con todas sus
fuerzas, te pedirá que te alejes...
Y al final, mi boca mentirosa te dirá que estoy mejor sola...