Rasgan los puntiagudos
remates de los chopos
(cosquillas para el cielo aborrascado)
la gasa gris de la neblina espesa
que vanamente trata de cubrir
la desnuda pobreza del invierno.
Estudiado modelo del paisaje
que es el cuadro severo
que la naturaleza
dispone ante mis ojos,
sorprendidos
frente a la blanca paz
que fue poniendo
una nieve de historias navideñas.
Lejos del manto con sordina blanda
que fue depositando la inclemencia
del tiempo despiadado,
los fríos esqueletos de los chopos,
apenas rayas místicas y ausentes,
siguen su tiritar
en un perdido baile funeral
de fantasmas dormidos.