He pasado a verte
porque un día más
sientas la llegada
de quien más te quiere.
Amo tu orilla,
el blanco de tu espuma
y el agua purísima,
más, la fuerza que tienes.
Eres como un imán
para mi energía,
emanadora de tu color verde...
mar, mi querido mar...
¡qué grande es tenerte!
En esta isla
donde reposas y duermes,
todos sabemos de tus cambios
que a veces trocas en muerte.
En el brillo de tus aguas
y en todo su color
mis impurezas se pierdan
en el olvido, nada quede.
Si yo pasé alguna primavera
por esa tu orilla
descalza sobre la arena,
el agua nítida
borré de mi piel toda huella.
Pero el recuerdo, amado,
eso, siempre estará,
contigo a mi lado,
por esta orilla el alma soñará,
y no querrá irse ni del sueño
haber despertado.