No me llores, mujer, que cuando lloras
cada lágrima tuya lleva un dardo
que se clava en mi ser. De celos ardo
cuando miro tus ojos. Cuántas horas
he creído en mis sueños que me adoras
pero siempre en la noche me acobardo
y en el triste silencio siempre aguardo
tus caricias de amor tan seductoras.
Nadie sabe por qué tanto castigo
si se olvida el pasado. No es consuelo,
y el amor que te tengo es mi quebranto.
Sólo quiero soñar siempre contigo,
contemplar tu figura con anhelo
y paliar mi dolor con este canto.
MI CALETA
He llegado hasta el mar. A mi Caleta.
He mirado su arena reluciente
y he sentido ese beso, confidente,
de la musa que inspira a su poeta.
El sonido fugaz. Como un cometa
que ilumina el espacio dulcemente.
Me embriagó su fragancia plenamente
y he creído en su orilla ser profeta.
Cuando el alba me dio su bienvenida
y el reflejo del sol cruzó mis venas
he soñado encontrarme en la guarida
donde encierran sus besos las sirenas,
que entre arrullos de amor fraguó la huida,
para hallarme de nuevo en sus arenas.