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Hoy he asumido el reto de escribir, y no sobre mi actitud
ante los acontecimientos, que surgen a cada instante a mi
alrededor, alrededor de todos. Hoy quiero cerrar las puertas a
esa reacción primaria de posicionarme ante un hecho que viene
del exterior, que se lanza al aire abstracto de la sociedad para
que sea diseccionado y repartido de diferentes manera entre la
multitud.
El peligro al que me enfrento pasa necesariamente por ver qué
existe más allá de los esquemas mentales, más acá de las normas
establecidas, que, aun siendo injustas, no dejan de ser una
tabla de salvación para toda la gama de comodidades que nos
representan a cada uno. Evidentemente, algo extraño ha tenido
que sortear todos los controles de la razón y la lógica para
aventurarme a buscar en los silencios insondables del ALMA.
Sin embargo, acepto la oportunidad de encontrar a esa Esencia o
Entidad desconocida que pudiera ser la portadora de las eternas
aguas de la coherencia, las ansiadas aguas que consigan, por
fin, dar de beber al caminante del desierto de las posesiones,
de las falsas necesidades.
Y es aquí donde reside el primer reto a superar, confiar en un
silencio inmenso, sin medidas y sin referencias que puedan
fijarse en una mente fría y cartesiana. El mismo silencio que
continuamente es desterrado a los últimos rincones del reino de
la soledad, a los campos de un olvido, paradójicamente más real
que todas nuestras «realidades» juntas.
Pero he tomado la decisión de aceptar la aventura y no voy a
retroceder porque un enemigo secular como el Silencio pueda
demostrarme que, en realidad, es uno de los mejores amigos y
consejeros que siempre está presente.
Y sabiendo que ese mismo silencio es el puente mágico sobre el
cual puedo realizar el transito hacia los bosque animados de la
Soledad, realmente empiezo a experimentar sensaciones casi
olvidadas en medio de tantos guiones, desconocidos, pero
ejecutados de forma automática y sin la más mínima posibilidad
de ser recreado, de ser soñado...
«Ahora, pasando el puente, una bruma me llega a la cara, unas
gotas de rocío me circundan sin sentir la sensación de estar
mojado, es como si las gotas de agua flotaran ingrávidas
alrededor de todo mi cuerpo. También comienzo a percibir cómo
una música surge de todos los rincones, haciendo imposible el
reconocer un lugar concreto en el cual se pudieran formar esas
notas estelares, más bien provenientes de un espacio galáctico
que de un bosque terrestre.
Un momento para respirar profundamente y situar las coordenadas
de mi ser en este lugar. Mirando al suelo observo que la tierra
es una mezcla de hojas secas de todos los colores inimaginables.
Predominan los pardos y rojizos, aumentando, aun más si cabe,
ese factor irreal y mágico a la experiencia.
Creo que sin saber realmente dónde estoy no puedo negar que ni
el miedo ni la angustia tiene la menor cabida en esta Realidad
Fantástica. Con serenidad y confianza comienzo a caminar por
este paisaje de ensueños. Y la primera sorpresa es comprobar que
los pies no tocan el suelo, ninguna de las hojas son pisadas, ni
siquiera movidas por el desplazamiento de los pasos. Me deslizo
como flotando en un colchón de aire, sin el más mínimo esfuerzo.
Unos árboles centenarios van pasando a los lados de mi camino y
otros aparecen saliendo de ese velo que comienza a ser dorado.
Definitivamente, una Felicidad Interior calmada y plena ha
desplegado su encantamiento para sentirme totalmente integrado a
un paisaje que ahora me ofrece los primeros rayos de un Sol
inmenso, dador de Vida, rebosante de una nueva energía creadora,
de ensueño.»
¡Qué grata sorpresa me tenía reservada esa Esencia extraña que
soy YO, cuántas aventuras no he vivido por dejar que ese guión
oscuro y calculador levantara un muro de miedo ante el bosque
encantado que habita en mí desde el principio, desde siempre.
Cuánta Belleza esperando nuestra presencia, cuánta Alegría
almacenada deseando ser compartida con los demás, contigo mismo.
Qué cósmica música desarrollándose en el Silencio, cuántas caras
amigas presentes en compañía de la Soledad.
Y ahora, centrado en las coordenadas azules de un Interior verde
(?), comenzaré a contar muchas aventuras, tantas, que seguro que
en cada una de ellas estaremos todos eternamente presente.
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