En los rincones del mar
el cielo se está durmiendo.
Sueña con la pleamar
sonámbula en la ribera.
En la resaca un cantar.
La copla quiere encontrar
la luz de su primavera.
No me importa, marinero,
que sigas queriendo al mar.
Y no me importa, primero,
porque es tu vida, tu hogar.
Segundo, porque el velero
es como un blanco lucero
que te quiere enamorar.
Y esa luz que te adormece,
ese amor por navegar,
esa sombra que anochece,
ese faro al arribar,
es tu alma que florece
cuando en la tierra amanece
después de verte soñar.