Esa emoción sincera que te absorbe;
ese abrazo en el alma
que sientes,
cuando crees tenerlo todo,
en un todo sin nombre
que es todo sin ser nada.
Ese amor sin forma, sin fin, de siempre;
el que sientes tan tuyo
cuando cierras los ojos
desnuda de futuro y de pasado,
mecida en el abrazo de su arrullo.
Eso Soy Yo; tu Amado.
El que siempre has tenido
y el que siempre has buscado.
Esa sutil esencia que te cuida,
que te ama y te protege
del mundo y de ti misma,
y que al paso del tiempo
es la parte de ti que no envejece.
Esa sonrisa que en tu fondo surge
sin precisar un porqué,
y que te enjuga el llanto,
vistiendo de presente
el olvido de las penas del ayer.
Eso Soy Yo; tu Amado.
El que siempre has tenido
y que siempre has buscado.
Ese saber que surge sin saberlo,
cuando menos lo esperas;
que te muestra del mundo el libro abierto,
al paso que te cuenta
que vive dentro el ser que buscas fuera.
Esa naturaleza
latente, que a todo lo viviente,
con su inherente fuerza,
a su soplo de vida lo convierte
de muerte, en primavera...
Eso Soy Yo; tu Amado.
El que siempre has tenido
y el que siempre has buscado.