Corre, corre, vuela, vuela
todo por todo, golpes de cabeza.
Párate; espera, espera
el reloj sin manecillas dentro de la esfera
corre, corre que llegas.
Y en el punto eje desconocido
estará la rueda de azul rebosante
fuera sin techo.
¿Imaginación divina para verla?
No se entiende la verdad que toda mente expresa,
corre, corre, vuela.
Que volando como ave se ve más baja la tierra.
Y al ser, sigo siendo
oyente...
Me puedes imaginar:
caminar perdido entre la gente,
sentado, mirando al mar de frente,
mezclado entre la paz mal herida
trazando rumbos en veloz huida.
Me puedes imaginar:
rifando mi voz en vano, ¡cómo no!,
extendida la mano, oyendo los silencios
que mastican tantos ruidos.
Como ave sin nido, sólo horizonte;
contestando al viento mi eco
y... en la maraña de los deseos, mi cuerpo,
mi alma marinera y destino secreto.
Me puedes imaginar:
palpando divina naturaleza,
sin prisas, cercano como un beso
y... lejano.
Me puedes imaginar:
surcando invisibles estelas
atrapado en oscura vereda, oyente, oyendo.