Me visto de seda
me visto de largo,
me visto de rosas
y de nardos,
de caracolas y topacios,
de amapolas susurrando
en el último amanecer
de amaranto.
Me visto y me desvisto,
en la nada de mi cuarto.
En los anocheceres mágicos,
ando... sin andar, sueño sin cavilar,
espero sin esperar y no sé
lo que siento ni porque me muevo
ni qué hago con mis sueños.
Voy desparramando mi vida,
busco sin buscar,
sin descubrir, sin hallar.
Donde mi corazón,
las esperanzas, los milagros.
Sin saber camino ascuas,
salgo y entro en esa nada
redonda de misterio y me pierdo,
y no sé qué siento,
y vuelvo de nuevo hacia atrás,
desconocidamente.
Sin cerrojos, sin portones,
sin ventanas ni balcones
y ningún cielo de colores.