Puede haber quien crea, erróneamente, que concedo este
rimbombante titular a cualquiera de los muchos acontecimientos
que han sonado en nuestros oídos durante la estación estival y
que se merecerían el corolario de un epígrafe como éste. Se
puede pensar en las terribles inundaciones que han azotado los
países centroeuropeos durante esta época tan inusual, o de las
que están sembrando la desolación allá en tierras asiáticas.
También merecerían este título las negociaciones llevadas a cabo
para llegar a la temible, por sus consecuencias, ilegalización
del partido vasco, que bajo el paraguas de la democracia atenta
constantemente contra el principal derecho del ser humano, su
derecho a la vida. O quien piense que tal sentencia debe
corresponder a la Cumbre de la Tierra que se ha desarrollado en
Johannesburgo en un nuevo intento de salvar a nuestro planeta de
los excesos cometidos por los países más ricos, aunque el que
más contamina se excluye de antemano de la negociación. Aquellos
más próximos a las causas feministas pueden considerar que los
múltiples casos de violencia y asesinatos de mujeres en el hogar
deberían reunirse bajo esta denominación, porque la cifra de
mujeres asesinadas por sus compañeros durante este año resulta
ya alarmante. Algunas causas humanitarias también pueden
demandar esta calificación para los múltiples casos de pateras
detenidas y naufragadas en nuestras costas cargadas de seres
humanos que sueñan con una vida mejor; el tráfico humano es una
realidad a principios del siglo XXI. Los más apesadumbrados por
los temas bélicos pueden apostar por temas como el de los
enfrentamientos entre judíos y palestinos o las pretensiones
americanas de atacar Irak. Incluso los más aficionados al
deporte creen que lo más llamativo del verano ha sido el gran
número de triunfos que están consiguiendo los deportistas
españoles en las recientes citas internacionales.
Mas yo le digo a todos los que solicitan este epígrafe para una
causa de su interés particular que se olviden de ello, porque la
noticia que por su estupidez ha tenido más espacio en los
telediarios de la pública, la 1ª, y ha acaparado las primeras
planas de más diarios, aunque privados, ha sido el fichaje de
Ronaldo por el Real Madrid. El día que se consiguió, esta cadena
lo emitió como titular de su telediario. Yo, que me suelo sentar
durante la sobremesa de cada día para informarme de lo que está
aconteciendo en el mundo, exclamé indignada al ser bombardeada
por tan grande estupidez: "¡Y a mí qué coño me importa!". Seamos
serios, señores. No todos nos podemos sentir interesados por
cuestiones económicas, sociales, humanitarias, bélicas... que
suceden en el mundo, pero podemos intuir que algo nos atañe como
miembros de un colectivo social organizado. Ahora bien, permitir
que despierten nuestra atención con un lucrativo y sucio
negocio, y calificarlo encima como deportivo, me parece algo
intolerable. Que la cadena pública se sume a la tontera de un
colectivo y dedique gran parte de su precioso tiempo para hablar
de un "deportista" que viene a enfrascarse 5,4 millones de Euros
por temporada me parece algo difícil de soportar.