Usted se encuentra plantado frente al water o mingitorio...
Claro, estas instrucciones sólo se refieren al caso masculino,
mil disculpas a las lectoras. Bien, prosigamos. Usted se
encuentra plantado frente al water o mingitorio y entonces, la
bragueta desabrochada... Oh, me olvidaba, las instrucciones para
mujeres se encuentran en preparación y, tan pronto se hayan
completado, serán dadas a conocer, mil disculpas. Bien,
decíamos, usted se encuentra plantado frente al water o
mingitorio y entonces, la bragueta desabrochada, lo ha pelado.
Es posible que su cuerpo se encuentre ligeramente inclinado
hacia delante, conserve esa posición pero ¡aguas!, no vaya a
perder el equilibrio. Y bien, todo parece listo para soltar el
chorro. Pues, fíjese que no. Debe direccionar la manguera, tal
cual si estuviera regando las flores del jardín. Y además una
recomendación: proceda a tomar el pajarito por el pellejito con
cuidadito, ito, ito, ito, empleando al efecto el índice y el
pulgar.
Ahora sí, se halla usted en posición de ¿soltar el chorro? No se
impaciente, todavía no, sólo está listo para iniciar la
maniobra. Ahí le va.
Estírelo hacia delante -nada de bruscos jalones- de modo de
retirarlo lo más posible del pantalón, evitando así mojar a éste
y al mismo tiempo, lo deja colgar en el ángulo necesario para
que el chorro caiga dentro de la taza y no fuera, especialmente
si se encuentra de visita en casa de la novia. Se trata de una
maniobra de alta precisión; según quede posicionada la manguera,
dependerá el éxito del operativo. Se recomienda ensayarlo en su
casa frente al espejo las veces que pueda. Una precaución
adicional: levante los otros tres dedos de la mano para ponerlos
a salvo del chorro, como si usted estuviera haciendo la seña de
¡mocos! Entonces, ya nada falta, afloja los resortes y se
dispone a disfrutar de una sabrosa meada, así se lo deseamos.
Déjeme hacerle otra recomendación: para su mayor acústica, que
el chorro caiga sobre el espejo de agua de la taza, la cual le
prestará un efecto multiplicador, lográndose así una respetable
sonoridad cataratas. Esto es importante para el propio meador,
para reforzar su autoestima. Y también, si es posible, que lo
escuchen las personas que se encuentran fuera del baño, lo que
no quiere decir que usted mee con la puerta abierta, no, porque
se ganará una fama de cochinón, especialmente si está en casa de
la novia. Pero que ésta y los demás sepan que el meador cuenta
con buenos riñones, le será muy positivo, verá cómo en adelante
lo tratan con más respeto. Y nuevamente: ¡feliz meada!
Nota. Agradezco al equipo de colaboradores que realizó el
trabajo de campo, espiando durante horas y discretamente en
baños públicos de cines, restaurantes y supermercados. Sobre una
muestra de 1986 casos observados, se elaboró el modelus meandis
masculinus, del cual dimos cuenta. Mi agradecimiento se redobla
al considerar los olores soportados y riesgos corridos por el
equipo de colabores. En más de una ocasión fueron sacados a
empellones, cuando no a patadas, de los baños públicos, al grito
de ¡bola de maricones, largo de aquí!.
Todo sea por el progreso de la ciencia.
Otra nota (de última hora). Malas noticias. El financiamiento
para el proyecto de instrucciones del buen mear femenino ha sido
negado, argumentándose que no es prioritario. Quienes así han
fallado, me gustaría saber, cuando se están aguantando las ganas
de mear ¿no las consideran "prioritarias" o se hacen encima? No
importa, tengan la seguridad, en especial las lectoras, que
seguiremos batallando hasta el logro del financiamiento.
Todo sea por el progreso de la ciencia.
Del buen mear/2
¡Aguas...!
Los baños públicos son un peligro, fuente de contagio de
enfermedades. Usted, inocente y distraídamente, mea. ¿Y sabe lo
que está pasando en ese mismo instante? Se ha creado una
conexión entre usted, sea hombre o mujer, y la taza donde
pululan las bacterias. Entre éstas, la fregona coeli, llamada
también bacteria salmón pues remonta la corriente del chorro en
sentido contrario, subiendo desde la taza al pene o a la vagina
y ¡aguas...! Usted se pescará una sangronitis crónica para la
cual no existe cura. Esta enfermedad se caracteriza por la
súbita contracción de la facultad discretis, lo que conduce a
jodedumbres múltiples de difícil cicatrización.
Al principio, parece que fuera nada. Las bacterias suben como
por dentro de un tubito, que es el chorro, para luego entrar a
un túnel y dar en la alberca cubierta de la vejiga, donde, de
momento, se limitan a practicar la natación, haciendo
cosquillitas. Hasta aquí, se las dan de simpáticas, pero, en
cuanto las bacterias se reúnen en número suficiente ¡al ataque!
No se confíe, lleve consigo su desinfectante portátil y antes de
nada, rocíe la taza de los baños públicos.
Así se sentirá seguro, tranquilo y satisfecho.
¡Aguas al mear!
Del buen mear/3
Fue la decisión correcta
En una reunión social, Marcos sacó un pañuelo para sonarse la
nariz.
- Huele a meada- dijo.
Varios reaccionaron sorprendidos.
- ¿Y por qué huele a meada?
- Verán. Cada vez que meo, luego de las sacudidas de rigor,
corto un poco de papel higiénico y seco las últimas gotitas, las
resistentes.
- Claro -acotó uno de los presentes-, de las sacudidas no se
puede abusar, más de tres es chaqueta.
- Exacto -agregó otro-, la secada se torna así fundamental.
- ¿Y qué creen? -continuó Marcos-. Me encontraba en un baño
público y no había papel higiénico. ¿Qué hacer? Se me planteó un
urgente y difícil dilema. Las últimas gotitas ¿al calzón o al
pañuelo? Opté por el pañuelo, por eso huele a meada.
Se hizo un silencio cargado de inquietud, cada uno de los
presentes pensó qué hubiera hecho de encontrarse en la situación
de Marcos, hasta que uno de ellos, luego de consultar a los
demás con la mirada, dijo:
- Fue la decisión correcta.
* * * * *
Vocabulario de mexicanismos
abusado: alerta, atento a lo que pueda suceder
compu: computadora
cuate: a mitad de camino entre amigo y compañero
chochitos: nombre dado a pequeñas cápsulas recetadas en medicina
alternativa
jefa: mamá
mota: marihuana
pericazo: toma de cocaína, generalmente aspirándola por la nariz
se pintó: desapareció