Todo lo que una persona puede imaginar,
otros pueden hacerlo realidad. Julio Verne
Julio Verne, luego de pasar días enteros en las bibliotecas de
París estudiando geología, ingeniería y astronomía,
conocimientos con los que documentaba sus fantásticas aventuras,
predijo con asombrosa exactitud muchos de los logros científicos
del siglo XX. Habló de cohetes espaciales, submarinos,
helicópteros, aire acondicionado, misiles dirigidos e imágenes
en movimiento, mucho antes de que aparecieran estos inventos.
Julio Verne nació en Nantes el 8 de febrero de 1828. Se escapó
de su casa a los once años para ser grumete y más tarde
marinero. Tras una juventud difícil, vivida en la pobreza,
escribe obras de teatro y óperas cómicas, que apenas le dan para
subsistir. En 1850 acaba sus estudios de derecho. En 1856 conoce
a Honorine de Vyane, con la que se casa en 1857 tras
establecerse en París como agente de bolsa. Su carrera como tal
no le resultó en absoluto satisfactoria, Todo cambia cuando
publica Cinco semanas en globo (1863); supone tal éxito que a
partir de entonces su pluma le permite vivir en la holgura
económica. Aficionado a los viajes, recorre Europa, África y
Norteamérica. Pese a todo, la vida de Verne no fue fácil. Por un
lado su dedicación al trabajo minó hasta tal punto su salud que
durante toda su vida sufrió ataques de parálisis. Por si esto
fuera poca era diabético y acabó por perder vista y oído.
Resulta herido en un atentado (1886) del que sobrevive, pero
queda cojo. Su vida marital tampoco fue todo lo feliz que él
hubiera deseado, y es comúnmente admitido por todos sus
biógrafos que mantuvo un matrimonio paralelo con una misteriosa
dama, que sólo acabó cuando esta murió. Verne también se
interesó por la vida política, siendo elegido concejal de Amiens
en 1888 por la lista radical, siendo reelegido en 1892, 1896 y
1900. Ideológicamente era decididamente progresista en todo lo
que concernía a educación y técnica pero de un marcado carácter
conservador y en ocasiones reaccionario, en el aspecto político.
Julio Verne murió el 24 de marzo de 1905.
Según una investigación realizada por la UNESCO, las obras de
Verne, han sido traducidas a 112 idiomas, lo que le coloca al
novelista francés en segundo lugar en la lista de vendedores de
éxitos detrás de otro autor de producción más reducida pero
mucho más densa, Karl Marx, traducido a 133 idiomas.
Verne mantiene en todos sus escritos la misma dosis de aventuras
que de elementos científicos. Así, Viajes extraordinarios
(1864), que inmediatamente es traducido a casi todos los
idiomas, La vuelta al mundo en ochenta días (1873), De la tierra
a la luna (1865), La isla misteriosa (1890), etc., en los que
hace gala de suficientes conocimientos geográficos y
técnicos-científicos para entretener a unos con la aventura e
interesar a otros con sus divulgaciones científicas más o menos
fantásticas. Otras obras Miguel Strogoff (1876), lectura casi
obligada para la adolescencia, junto con Viaje al centro de la
tierra, Los hijos del capitán Grant, Un capitán de quince años,
Veinte mil leguas de viaje submarino, Las tribulaciones de un
chino en China, El soberbio Orinoco, El amo del mundo, etc. Y
otras obras que fueron publicadas después de su muerte.
Y como dijo el novelista francés: "Aunque con el submarino ya no
habrá más batallas navales como seguirán inventándose
instrumentos de guerra cada vez más perfeccionados y
terroríficos, la guerra misma será imposible".