Si tú supieras, amor,
que hay cosas en la vida
que me hablan de ti
a cada instante.
Que tienen tu belleza,
tu palabra,
el color de tus labios,
tu sonrisa,
el andar de tu cuerpo
cimbreante,
el llanto de la fuente
de tus ojos...
Si tú supieras, amor,
estas sencillas cosas
que te digo
para que tú comprendas
y sepas,
que la vida está llena
-al mismo tiempo hueca-
de muchas cosas vanas...
Que en el año no todo
es primavera,
que duelen más otoños
que veranos,
que el invierno es triste
y lo llevamos,
como una carga más
cuando nos toca...
Si supieras, amor,
que todo cuanto digo
es mi verdad sencilla y pura;
que no miento;
y te lo digo a ti porque soy
como un estambre
que busca tu pistilo
para una comunión de sexo
y de ternura,
sin interés alguno,
sin nada que nos impida,
si queremos,
apagar de un soplo
-soplo mortal-
nuestra hoguera...