LOS ACTIVOS Y PASIVOS CON SUS "COSECHAS"
por Quintín Dobarganes Merodio
La antigua Villa de la Real Isla de León, que por la variedad de
personas de la Marina de Guerra y de las factorías Naval de San
Carlos y Bazán, es considerada como una de las poblaciones del
sur de España más cosmopolita, se ha distinguido siempre por la
variedad de sus expresiones y simpatías. Una de ellas es la de
dar a San Fernando la denominación de "Ciudad de doce cosechas",
refiriéndose a las pagas mensuales de activos y pasivos.
Pero un día de Carnaval, uno de sus protagonistas dijo que no
estaba conforme con ese "bautizo", porque la Isla era de catorce
y no de doce "cosechas", aludiendo a las pagas extraordinarias
de julio y Navidad. Tenía razón el que conocíamos con el nombre
de "Cocoroco", porque son 14 los estipendios, como bien saben
los Habilitados de Clases Pasivas y los del Estado.
En la Isla puede decirse, sin lugar a dudas, que un noventa por
ciento de sus ciudadanos viven del "sobre". Y, naturalmente, por
muy voluminoso que sea, todos sabemos lo que da de sí,
especialmente esas sufridas amas de casa, que se merecen un
monumento en su honor por su paciencia, perseverancia y
resignación. Un pico por aquí; otro pico por allá; la leche, el
butano, el pan, las "letras", el "escamoteillo" del jefe de
familia, el "sablazo" de los hijos para sus "movidas" semanales,
y, sobre todo, las compras en Bahía Sur, o las "menudencias" en
la tienda de al lado... ¡Cuánta desazón, respetadas y admiradas
isleñas!
Por eso, la concesión de esas pagas extraordinarias de Julio y
de Navidad, refuerzan las doce ordinarias para poder hacer
frente, más o menos, a esas fiestas del Carmen y de la Sal, y de
Navidad, Año Nuevo y Reyes, que nos encaminan a esa fatídica
"cuesta de enero", a la que no tenemos más remedio que hacer
frente con el tradicional empuje de este ánimo y sentimiento con
que nos ha dotado Dios.
Los varones, los que habitualmente visten pantalones, están
obligados a ser consecuentes con sus esposas y con sus hijos,
sin escatimar obsequios y atenciones en todo momento, no sólo
cuando un año releva a otro o en fechas singulares, sino
pensando en que en la vida "se hace camino al andar" como dijo
Antonio Machado en una de sus admirables expresiones. Por eso
hemos de saber llenar nuestra vida de alegría y deportividad,
haciendo equilibrios con las 14 cosechas, recordando siempre
aquella famosa frase del poeta gaditano José María Pemán: "No
hay virtud más eminente que el hacer, sencillamente, lo que
debemos hacer".
Vamos a recordar, también, con nuestras "cosechas", a los
desheredados y desvalidos, centrando nuestra atención -dentro de
lo posible- en esos pobres mortales, ayudándoles en sus
actividades para hacer más llevadera su existencia en este valle
de lágrimas. ¡Que así sea!