Me crearon el Amor y la Ternura,
y engendrada en el vientre de la Vida
vi la luz como siempre la recuerdo:
El reflejo imaginado de otra luz
que no alcanzo en este mundo.
Mis padres me adoptaron,
de la misma manera que otros padres
adoptan a sus hijos sin saberlo.
Tantas veces me llamaron por un nombre,
tantos datos me dieron, tantos signos,
que me perdí en un yo que yo no era.
Me creí hasta la última mentira
que un día se creyeron ellos mismos.
Pero dentro el Amor y la Ternura
vibraban en los genes de mi espíritu,
y el vientre de la Vida
-que siempre nos anhela
como anhela la madre cuando pierde
el cuerpo y el alma de su hijo-
me llamaba desde dentro;
ese dentro que parece estar tan lejos
cuando uno se aleja de sí mismo.
Aún sigo buscándome sin nombre,
y aunque sé que estoy muy cerca
no puedo olvidar que me he perdido.
Pero sé que soy de Amor y de Ternura
y moriré buscándome.