Un día fuiste tan,
tan pequeño,
que te agarrabas
a las faldas de la vida
para volar con ellas
por el mundo,
y ella te entregaba
por primera vez
a la luz que haría
que entornases los ojos
tantas veces.
Un día fuiste
igual que eres hoy,
tan pequeño
que en tu yo grande
cabían todos los que eres.
La vida pierde su sentido
si no nos nace algo cada día.