Algunos de vosotros habéis oído decir de alguien que padece un
Toc. No tiene nada que ver con los tic que son manías
inofensivas aunque tengan que ver con algo de tipo nervioso. Y
cuando la persona se siente calmada puede desaparecer sin ningún
problema.
El Toc es un problema de obsesión compulsiva, que puede acabar
en un problema serio si la persona que lo padece no intenta
controlarse, y sobre todo deja de angustiarse por algo que no es
más que una idea fija sin fundamento ni razón alguna.
El Toc es una apelación reciente, hace unos años no se había
definido como tal a todos aquellos que no pueden dejar de estar
preocupados por algo. El diez por ciento de gente que vive en
las grandes ciudades vive siempre angustiada por todo y por
nada. La población sufre de un fenómeno que ni médicos ni
siquiatras saben como remediar el problema . Son seres humanos
que no tiene en su vida ni un solo momentos de serenidad y paz.
El trabajo, el amor, los hijos, el dinero y las inevitables
malas noticias, tanto personales como las que ocurren a través
de nuestro planeta, son problemas cotidianos que tenemos que
asumir sin hacer un drama por ello. Un sinnúmero de gente vive
en perpetua ansiedad y son aquellos que padecen un Toc. Equivale
a decir que "viven angustiado por todo".
Al contrario de los que padecen claustrofobia, que se atemorizan
en los lugares cerrados, los que padecen el Toc no saben cuál es
la causa exacta por la que se sienten en ese estado excesivo de
angustia permanente. Y cuando se confirma que su preocupación no
tiene justificación alguna, no sienten el menor alivio, porque
inmediatamente en su cerebro ya hay otro motivo de inquietud que
le dejará preocupado para el resto del día.
Y entonces, se preguntan, ¿por qué la ansiedad existe? La
ansiedad hace parte de nosotros mismos y si no la podemos
dominar es cuando empieza a ser maligna -dice la sicóloga
Evelyne Mollard-. La diferencia entre la personas ansiosas y la
que no lo son está en que saben aceptar un problema inesperado
que no depende de sí mismo y pueden afrontarlo. Esas personas
aceptan las situaciones difíciles como un desafío que tienen que
superar, la capacidad de esa aceptación depende de la fortaleza
y de su espíritu enérgico que no se dejan oprimir por cosas que
acaban resolviéndose por sí misma.
Volver los ojos hacia un futuro sereno y placido es
prácticamente imposible para los que padecen el Toc. Su vida
esta repleta de temores de toda índole. No tienen ni motivación
ni interés, ni buscan un insensitivo que les haga ver otra
perspectiva más halagüeña que las que se han forjado, y no
quieren buscar otra salida que la de estar permanentemente
preocupados.
Y la doctora Mollard confirma que es muy difícil que esas
personas acaben convenciéndose de que su obsesión es muy
peligrosa y negativa, y mucho peor que una enfermedad corporal,
la cual tiene un diagnostico y por tanto un tratamiento
adecuado.