Pues todo depende. Para poder contestar debemos preguntarnos
¿En relación con qué?
Es poco si lo comparamos, por ejemplo, con la eternidad,
pero es mucho si esa comparación se hace con un suspiro. Es
poco si pretendemos construir un edificio, pero es
suficiente para, de ese edificio, ver sus cimientos.
En política sucede algo así. Los cien días de, llamémosle,
cortesía, no son suficientes para desarrollar una completa
acción de estado, y menos aún sesenta, pero sí bastan para
conocer las líneas maestras de un gobierno, unas líneas
maestras que no siempre nos son mostradas, o al menos con
toda claridad, a lo largo de las campañas electorales.
Esta vez sí. Marzo fue el mes de las tragedias y tras él,
abril y mayo lo han sido del talante y la sonrisa. Un
talante que comienza a oler a vacío y una sonrisa que se
pierde en los pasillos de Europa y se difumina e las
portadas de los periódicos.
Con dulce talante se da carpetazo a Leyes aprobadas por
mayoría, y con una sonrisa (que recuerda a las hienas) se
pierde la votación en el Senado. Con cordial talante se
priva del agua a las Comunidades más necesitadas, y con una
sonrisa se inunda a Cataluña, que da más votos. Con
exquisito talante se negocia en Europa, y entre sonrisas
(las de los europeos) se jode a nuestros agricultores. Con
talante se proponen Agencias tributarias de distintos
reglamentos, se prometen fronteras que separen nuestras
tierras, se apoyan idiomas que dificultan el diálogo, se
pretende rebajar el IVA de la cultura y, con una sonrisa, se
da marcha atrás.
Unos hablan con talante y otros, con sonrisas, desmienten.
Ustedes, queridos lectores, seguro que tienen sus ideas muy
claritas ¡Qué envidia! Yo no sé ni dónde estoy, ni dónde
quedarme. Me consuelo pensando que mi voto, individualmente,
no sirve para nada, uno entre veinte millones, y así llevo a
mi conciencia hasta la más completa de las felicidades y me
digo: tranquilo, tú no tienes la culpa, eres insignificante
en los recuentos.
Otra cosa sería si me preguntasen ¿Le gustan los políticos
de nuestro País? NOOOOOO, respondería yo y muy fuerte, para
que me oyesen. Y si me preguntaran ¿Le gusta la forma que
tienen de hacer política? NOOOOOOOO, volvería a responder,
con igual tono de voz. ¿Qué eliminaría de nuestra
democracia? Pues mire usted, sin haber tenido tiempo de
pensar, se me ocurren algunas cosas: Los insultos lanzados
desde las tribunas, las mentiras, la manipulación, el
rencor, el odio, la revancha, el arribismo.
¡Ah! Casi se me olvida, quería dedicar un par de líneas al
FORO de las culturas. Un FORO sin himnos ni banderas porque,
según pretenden, es universal. JA, JA, JA, se me aflojan las
tuercas de la risa porque eso se esgrime como eslogan en una
comunidad de idioma único e impuesto, en una comunidad con
dos clases de ciudadanos, en una comunidad de tripartitos
abominables, en una comunidad, en fin, que dice no tener
nada en común con las demás, y me entristezco porque es una
comunidad en la que tengo grandes amigos aunque quizá sea
porque, con ellos, nunca hablo de España.