Las almas -dicen- transmigrando de cuerpo
en cuerpo mientras les quedan pecados por cumplir,
y cuando ya no le falta nada, el alma entonces
habrá alcanzado su libertad e irá hacia Dios.
Hipólito ( Refutación, VII, 32, 7)
¿Cómo sé de mis vidas anteriores?
¿Por nostalgias de ayeres evocados?
¿Sentirme en otros tiempos explorados
por la llamada de hombres interiores?
Pero aquellos tal vez no eran mejores,
pues tenían los ojos secuestrados.
Hoy empiezo a tenerlos liberados
y en la vida interior más avizores.
De aquellos hombres que yo fui, felices,
arranco sus hedónicas raíces
con hoz de un desengaño que me eleva.
Me quita el sinsabor las ligaduras
y la sed de vivir y sus locuras
para ya no volver más a esta prueba.