Abril de 1995. En una soleada mañana, mediado ya el mes, veía la
luz por vez primera esta lozana y colorida criatura que tiene
Vd. delante.
Nacida en humilde cuna, paliducha y de aspecto más bien débil,
casi ninguno de los "doctores" que asistieron al parto se
aventuraron a apostar ni medio ochavo por su vida. Sin embargo,
transcurrido ese primer mes, la enclenque criaturita comenzó a
cobrar fuerzas, a palpitar llena de vida y a aflorarle los
colores de tal suerte que nada ni nadie pudo impedir que
prosiguiera en la consecución de aquel primer objetivo para el
que había nacido: vivir.
Claro que siguió aferrada a la vida. A pesar de todos los
pesares. A pesar de... Pero, permítanme que no les cuente nada.
Si acaso, transcribirles lo que publicaba en "La voz de Arena y
Cal" de aquel nº 2 -continuidad de la latente vida de la
neófita- que refleja muy a las claras lo que ya pensaba entonces
-y veía y sentía alrededor-. Llevaba el siguiente y explícito
título: "VIVE".
"En su segundo mes de vida "Arena y Cal" no es aún sino un
pequeño retoño que espera crecer y desarrollarse con la misma
ilusión que cualquier otro recién nacido. Un aún débil y modesto
latido que, en sus inmensas ganas de vivir, espera y confía en
que los sempiternos obstaculizadores de caminos, los tan típicos
negadores del pan y la sal, los tan clásicos y temidos
mansurrones de sonrisa amplia y zancadilla al canto, los
estrechadores de manos de elogios prontos y malditas puñaladas
traperas por la espaldas, los escépticos y los indolentes, los
estreñidos y los malaleches, los estúpidos envidiosos
destrozalotodo, los revientailusiones..., y, sobre todo, esos de
manos llenas de sangre tipografica, los asesinos de revistas
literarias, aquellos que tan bien conocía nuestro entrañable y
malogrado amigo Julián Blasco Moyano, no aparezcan jamás en su
-aún incipiente, pero espero que largo- camino hacia la vida..."
Diez años ya. 115 números de los que 83 -justo hasta este mismo
mes del año 2002-, además de en Internet, se publicó en edición
papel. Diez años de vida. Casi una muchachita ya... Diez años de
vida de una revista literaria... Y, bueno, aunque ahora sería lo
propio, como detrás de diez años de vida de una revista
literaria, para su editor hay muchas más penas y amarguras que
satisfacciones, muchos sacrificios y beneficios nulos -nada,
cero- en atención a Vdes. y en honor de la fiesta, omito
contarles esa parte de la aventura.
Arena y Cal nació con la filosofía de iluminar tinieblas, de
repartir un poco de luz y emancipar espíritus, de brindar un
soporte válido a aquellos amantes de las letras que no tenían
donde escribir su nombre y sus ideas, de ser, en fin, firme
opositor a las viejas tácticas del pan y circo y a la cultura
del Marca. Y eso se ha conseguido, se sigue consiguiendo.
Y después de diez años, aún me sigo preguntando que cómo se
puede hacer una revista literaria, incluso, aunque ahora se haga
solamente en Internet, componerla, publicarla y distribuirla
cada mes, gratis, sin publicidad, sin ayudas... para seguir
respondiéndome lo mismo: que no lo sé. Cierto, aún no sé cómo,
pero... ya lo veis, está viva, está aquí, humilde como siempre,
pero aquí cada mes desde hace diez años.
Había que hacerla... Arena y Cal. Un pequeño placer para
algunos, una humilde fuente de luz para otros, un lugar cercano
donde poner tu nombre, unas manos tendidas siempre... Diez años
ya.