La Palabra ha de ser huella de gaviotas
En una playa de rocas gastadas,
Sin nombre,
Sin peces ni caracolas,
Sembrada de cristales en tonos sepia,
Poblada por sirenas
Que guardan extrañas esculturas
de amantes abrazados.
A la luz de una vela,
Bajo el humo del incienso,
Por el poder de los cuatro magos,
Por las siete ramas del olivo,
Por los molinos,
Por las noches sin lluvia de estrellas,
Por el poder de la fuente de las memorias,
Por cada segundo vivido.
Conjuro tu presencia,
Y cierro el círculo para que
Nada nos dañe.