En noviembre de cada año hay un certamen en Colombia que opaca
toda noticia, conmemoración o evento; se trata del "Reinado
Nacional de la Belleza". Se desplazan a la bella y amurallada
ciudad de Cartagena periodistas de todos los medios y
condiciones, con toda la parafernalia propia de un corresponsal
que va a cubrir los quince días más importantes en la historia
de una nación. Los noticieros llenan sus espacios con "noticias"
de la farándula criolla que por esos días se desplaza a la
ciudad pasarela. Gran porcentaje del tiempo al aire de los
noticieros de televisión son para las notas que desde allí se
generan. Algunos desplazan la mesa de noticias para emitir desde
allí los últimos días del reinado. Cuatro comentaristas por
noticiero, dos para hablar de lo bueno del evento y otros dos
para despacharse a hablar de los errores de las candidatas: que
caminó mal, que no sonrió, que se le ve cansada, que muy flaca,
que muy gorda, que tal cosa, que la otra.
Las candidatas son un manojo de jovencitas entre los 17 y 23
años, que pretenden hacer carrera en los mismos medios que
cubren el evento. Son rostros que veremos el otro año, pero
ahora entrevistadas que serán entrevistadoras. Toda una
profesión, ya hay varias que concursaron, ahora están en los
medios y dicen ser ex-reinas. La mayoría quieren ejercer el
periodismo para reciclar, en otros años, la graduación de otras
aspirantes al trono. El dinero que tienen que invertir los
departamentos para enviar a su representante al reinado, es una
suma considerable. Tanta necesidad y tanto donde invertir y se
gasta el presupuesto en frivolidades.
El circo se completa con astrólogos, numerólogos y nigromantes
que vaticinan el triunfo de una u otra candidata basados en la
adivinación de la suerte y el horóscopo. Los políticos, en su
búsqueda de figurar y salir en pantalla, salen dando sus
pronósticos. Las entrevistas y entrevistadas, con sonrisa
fingida, hacen alarde de su nivel intelectual ante el
sorprendido televidente. Los demás medios no se quedan atrás.
Revistas con información completa, suficientes fotografías y
chismes para dos o tres ediciones. Periódicos y emisoras de
radio discutiendo si el traje de fantasía o el traje típico de
esta o aquella es más vistoso. La feria de las vanidades, con
diseñadores y empresarios de la confección interesados y con un
país de espectadores que les mira atónito.
Las demás noticias pasan a lugares secundarios o incluso
terciarios. Sólo circo para un país necesitado de tantas otras
cosas; pan por ejemplo. Una nación con el agua al cuello en
otros problemas y puesta su mirada en temas baladíes. Elegida la
"Señorita Colombia", termina el espectáculo y salen docenas de
nuevas presentadoras de noticias y farándula que requieren los
medios de comunicación para renovarse. Una amiga me dijo que en
vez de estudiar comunicación social o periodismo en la
universidad, se presentará al concurso el año entrante. En
quince días se graduará, dice. Ya estoy por creerle.