A veces eres un paisaje verde
que refresca el aire en mis pulmones;
clorofila de esperanza viva presente
en todos los rincones de este otoño.
A veces eres fuego rojo
en el que voluntariamente ardo;
combustible de pasión para mi carne
al aire, a la bendita intemperie de tu tacto.
A veces te tiñe un recodo amarillo
en la distancia,
una esquina que dobla
el camino intransitado
que no veo.
Una tonalidad ocre
dando color al sabor acre
de la ausencia.
Otras veces eres azul
como el espacio
partido por el tiempo
en bóvedas celestes,
en recortes turquesa
de cielos de verano,
y en puntas de estrella
titilando en nuestra noche
de profundo azul cobalto.
Y entre todos
me quedo con tu luz.
La luz por la que existen
todos los colores
de tu gama interminable.
Y entre todos
me quedo contigo.