"Y pasa por Jerez de la Frontera
nacarada, galana, fría y sola
la luna del otoño en primavera." Ramón J. Sender
"Para mí -decía Sender-, la realidad política no existe. Es una
frivolidad. Lo único que quiero es un sentir social...". Sender
es uno de los más importantes novelistas de toda nuestra
literatura contemporánea, y con Pío Baroja, al que supera en
muchos aspectos, sobre todo en imaginación y variedad, es uno de
los más grandes novelistas de todos los tiempos. Escritor
comprometido con la revolución social, marcado por una profunda
moral, que es su amor al hombre de carne y hueso, al ser que
sufre la historia no al que la hace. Un desplazado voluntario
por desencanto, pero que siempre ha amado las limpias pasiones
de su pueblo, y defendido que la belleza por la belleza no puede
ser el único justificativo de la vida. Pero, sobre todo un
hombre que todo lo que nos dice en su obra está prodigiosamente
de acuerdo con su vida. Sender fue uno de los intelectuales
republicanos de la Casa de la Cultura que trabajó codo a codo
con María Zambrano, Rosa Chacel, Antonio Machado, León Felipe,
Corpus Barga, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, José Moreno
Villa... Asiste al II Congreso Internacional de Escritores
Antifascistas que reunió en Valencia a José Bergamín, Octavio
Paz, Nicolás Guillén, John dos Passos, André Malraux, Iliá
Ehremburg, Corpus Barga, Antonio Machado, Pablo Neruda, etc.
Ramón José Sender Garcés nace en Chalamera de Cinca, provincia
de Huesca, el 3 de febrero de 1901. Estudió en un colegio de
religiosos en Reus. A los diecisiete años, ya terminado el
Bachiller Sender se escapó de casa y se fue a Madrid. Solo y sin
dinero pasó los mayores apuros de su vida hasta el punto de
verse obligado a dormir en un banco del Retiro durante tres
meses. Se lavaba en una fuente del parque y en las duchas del
Ateneo, a donde iba diariamente a leer y escribir. Más tarde se
licenció en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid. Fue
soldado en Marruecos y posteriormente colaboró en los periódicos
El Sol, La Libertad, Solidaridad Obrera, El Socialista y en
numerosas revistas, como Octubre, Línea, Ayuda, Las Españas,
etc. Liberal y anarquista es encarcelado en 1927, el mismo año
en que obtuvo el premio "Lecturas" por su relato marroquí Una
hoguera en la noche. En 1930 publica Imán, obra formidable de un
soldado, escrita con sus propios recuerdos de la guerra de
Marruecos. El protagonista de este libro de guerra, cuando
regresa a su vida civil, hállase sin norte, sin ideales, sin
salario, casi sin pueblo, porque ha sido transformado en
pantano.
En 1933 ocurre un hecho fundamental que causa a Sender un
malestar inconcebible: la represión sangrienta de Casas Viejas,
pueblo de la provincia de Cádiz, donde unos jornaleros se habían
sublevado. Arriesgando la vida, Ramón J. Sender fue a Casas
Viejas pocos días después, se informó detalladamente de los
hechos y los denunció duramente, con la crudeza de la verdad, en
una serie de artículos que se publicaron en La Libertad y luego
en el libro Viaje a la aldea del crimen (1934). La denuncia tuvo
serias repercusiones y el Gobierno de Azaña tuvo que dimitir. En
1935 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura por su
novela histórica Mr. Whit en el cantón.
Atraído en primera instancia por el partido comunista, del que
se fue apartando progresivamente, Ramón J. Sender hubo de vivir
por este motivo unos momentos especialmente trágicos durante los
primeros meses de la rebelión militar de 1936. Por una parte
sufrió persecución por parte de la derecha sublevada, quien se
ensañó con su hermano Manuel -alcalde de Huesca- y su esposa
Amparo, pero por otra también de los mandos comunistas.
Poco más tarde, el Gobierno republicano encomienda a Sender
misiones en América. En 1938 se exilia en Francia y
posteriormente en México y Estados Unidos. Fue profesor en
universidades de Nuevo México y California. En 1974 y 1976 pudo
regresar fugazmente a España. Dos año antes de su muerte
recuperó su nacionalidad española. Ramón J. Sender muere en San
Diego, California, el 16 de enero de 1982.
Su obra más cerrada y acabada es una novelita corta, Réquiem por
un campesino español. Libro sencillo, expresivo y conmovedor,
relata, más allá de planfletarismos o partidismos, la historia
de un sacerdote, el cual queriendo salvar a un joven del pueblo
en los comienzos de la guerra, no consigue evitar la ejecución.
Otras novelas importantes son: Siete domingos rojos, Viaje a la
aldea del crimen, Epitalamio de Prieto Trinidad, Contraataque,
Proverbio de la muerte, El lugar de un hombre, El verdugo
afable, Ariadna, Bizancio, La tesis de Nancy, La luna de los
perros, Crónica del alba, Tánit, En la vida de Ignacio Morell y
La mirada inmóvil. Ha escrito también muchos ensayos: Teatro de
masas, Examen de ingenios: los noventayochos, Valle-Inclán y la
dificultad de la tragedia, Ver y no ver y Ensayos de otro mundo.
Sender nos sorprende al doblar su vida el medio siglo con un
libro de versos, Libro armilar de poesías y memorias bisiestas
que incluye en su totalidad, su primer libro poético, Las
imágenes migratorias, publicado en México en 1960. "Hay poetas
-nos decía Sender- como esas campanas en las que sólo les va
bien el toque del alba. Son los que a mí más me gustan".
Ramón J. Sender toca todos los temas con una gran maestría,
teniendo en su haber grandes y pequeñas obras, algunas de una
rara perfección.
Este escritor fecundo y variado, con una gran fuerza narrativa,
y un sobrio estilo realista, declaraba en 1974: "En un sentido
político, yo no entiendo nada. Como no pertenezco a ninguna
organización, a ningún partido, ni tengo la menor ambición de
ser gobernador civil ni ministro, me parece que no hay lugar
para hablar de esas cosas..."