"No soy buena conversadora, no sé dibujar,
pintar, moldear o esculpir, no puedo hacer
las cosas de prisa, me resulta difícil decir
lo que quiero, prefiero escribirlo.
Escogí la profesión justa. Lo mejor de ser
autora es que se trabaja en privado
y al ritmo que se quiere." Agatha Christie
Agatha Christie está considerada una de las máximas exponentes
de la novela policíaca e indudablemente es la reina del
misterio. Su copiosa obra se ambienta generalmente en el periodo
que antecede a la primera guerra mundial y está poblada de
personajes emblemáticos, como el detective Hércules Poirot y la
astuta Miss Marple. Es autora de más de sesenta novelas
policíacas, además de gran cantidad de cuentos, obras de teatro
y otro tipo de relatos. Es la escritora más traducida del
planeta y con más de 400 millones de libros vendidos en todo el
mundo es también el autor que ha vendido más ejemplares de sus
obras.
Agatha
Mary Clarissa Miller nace en Torquay el 15 de septiembre de
1891, pertenece por tanto, a esa generación que hubo de superar
la herencia victoriana y enfrentarse a las primeras ruinas del
imperio. Su padre se pasaba el día jugando a las cartas y
dilapidó sus rentas tan alegremente que a su muerte, sucedida
cuando Agatha tenía once años, había dejado sin un duro a su
familia.
Agatha se casó en la mitad de la primera guerra mundial con
Archibald Christie, un piloto de aviación, que le dio el
apellido y su única hija, Rosalind. Agatha entró como enfermera
voluntaria en un hospital y fue destinada a la farmacia donde
adquirió amplios conocimientos de toxicología, que después
utilizaría en sus novelas. En 1920 escribe su primera novela, El
misterioso asunto en Styles ya con el detective Hércules Poirot.
A la muerte de su madre, la escritora deprimidísima, se fue a la
mansión familiar a poner orden. Su marido se trasladó a vivir a
un Club de Londres, y sólo volvió, unos meses después, para
decir que se había enamorado de una tal Nancy Neele, una
señorita con la que jugaba al golf, y que se quería separar. Ese
fue el golpe final. Agatha desapareció la noche del 3 de
diciembre de 1926. Por entonces era ya una escritora famosa.
Unos dijeron que había muerto (o que había sido asesinada),
otros que se había escapado con un hombre, muchos pensaron que
se trataba de una maniobra publicitaria o de una extravagante
broma de la escritora que intentaba demostrar así de manera
práctica, la viabilidad de algunas de sus tramas novelísticas:
el modo de desaparecer sin dejar huella. La encontraron varios
días después en el hotel de un balneario. Había perdido por
completo la memoria (había huido, se había fugado de sí misma).
En el hotel se había registrado con el nombre de Theresa Neele
(el mismo apellido de su rival golfista). Recibió ayuda
psiquiátrica y con el tiempo fue reconstruyendo lo sucedido:
pero al parecer nunca recuperó por completo la memoria de
aquellos días. Siempre tuvo que arrastrar dentro de sí esas
horas sin recuerdo, ese agujero negro en donde anidaban su miedo
y su locura. Esta inquietante intuición de que la realidad es
discontinua sólo aparece insinuada en los seis libros serios que
Agatha escribió con el seudónimo de Mary Westmacott: unas
novelas sentimentales de estilo poco cuidado que la escritora
consideraba lo mejor de su producción.
Agatha Christie se pasó la vida remendando estas fisuras,
ocultando agujeros, disimulando cosas, construyendo de sí misma
un conmovedor personaje imaginario. En donde no hay ningún
fingimiento es en el gusto por la vida, basta con leer Ven y
dime cómo vives, un delicioso librito autobiográfico, para
apreciar cómo la existencia cotidiana puede ser una gloria.
Agatha escribió este libro durante la segunda guerra mundial,
llena de nostalgia por la ausencia de su marido, el arqueólogo
Max Mallovan, con quien se casó teniendo ella 40 años y él 25, y
de quien sólo le separó la muerte 45 años más tarde. En 1971
recibió el título de dama del imperio británico. Agatha Christie
murió en Wallingford el 12 de enero de 1976.
La Agatha que aparece reflejada en Ven y dime cómo vives, es
extravagante, glotona y divertida. La Agatha que al igual que su
alegre y vividor padre, derrochó su dinero hasta el punto de
atravesar por complicados apuros económicos.
En el epílogo de su interesante biografía, la autora de El
asesinato de Rogelio Achroyd, El enigmático Mr. Quin, Un cadáver
en la biblioteca, Las siete esferas, El secreto de Chimneys,
Cita con la muerte, Muerte en el Nilo, Asesinato en el Orient
Express, La muerte de Lord Edgware, El misterio del tren azul,
Diez negritos y de la obra teatral de mayor éxito de la historia
La ratonera, representada en Londres ininterrumpidamente desde
1952, nos cuenta que tenía miedo a la demencia senil:
"Probablemente viviré hasta los 93, volveré loco a todo el mundo
con mi sordera (...), me pelearé violentamente con alguna
paciente enfermera y la acusaré de envenenarme (...) y causaré
molestias sin fin a mis desgraciada familia".
En realidad vivió hasta los 85. En los meses finales cumplió su
propia maldición y fue perdiendo progresivamente la cabeza. No
quiso ser atendida por ninguna enfermera, y el envejecido Max
tuvo que instalarse en un sillón junto a ella de manera
permanente. Su muerte fue su última desaparición, su última
novela. Y como dijo la prolífica escritora: "Cásate con un
arqueólogo. Cuanto más vieja te hagas, más encantadora te
encontrará".