¡Policía a caballo
para el chino que vende
pañuelos irisados en la acera!
¡Para la china con sus saltamontes
de hoja verde de palma!
¡Policía a caballo
para el músico con su acordeón
encogido de frío
y para el contrahecho que farfulla
claveles de gargajo en la solapa
entre el din sin el don de la limosna!
El sin techo que duerme en la 40
contra el muro de la licorería
y el que no ha de tumbarse en aquel banco
merced a los reposabrazos
no merecen tampoco privilegios.
¡Policía a caballo
que perfume de bosta y herradura
la lija del asfalto!
Prohibido dar comida a las ardillas.
Prohibido emborracharse los domingos
hasta después de misa.
Prohibida la pobreza y su mal gusto.
Y si una vez prohibidos,
una vez enviada
policía a caballo,
siguen ahí, ¿qué hará la buena gente?
Decídmelo: ¿qué haremos?