Mis queridos amigos y amables lectores en la distancia. Esto que
inicio hoy va a ser una cuádruple visión del humano quehacer. En
cuatro breves referencias me voy a ocupar de cuatro hechos que
me han servido para reflexionar sobre las distintas posturas
observadas en la gente. Y vamos ya con el primer caso.
I. “NO COMEN”
Un pequeño grupo de lo que se denomina ahora, frecuentemente,
como “gente pija”. Es decir, cabezas huecas, poca cultura de la
que pudiéramos llamar necesaria y elemental y un orgullo tonto
que corrobora ignorancia y banalidad.
Hay en el grupo una niñata de quince o dieciséis años, que muy
bien podría presumir, entre las amigas y amigos, de tontería
congénita aparte de una belleza que, a simple vista, resalta y
soy el primero en reconocer. Pero nada más.
Hay una chica, que parece rivalizar insistentemente con nuestra
“chavala” y que la acosa a preguntas, de ésas que acaban por
molestar a fuerza de “por qué” y “por qué”.
Nuestra niñata, termina por explotar y replica con una frase tan
lapidaria como absurda. Se siente como estrella rutilante y
replica agresivamente:
“NO COMEN”
Yo, que paso a su lado, cuando vuelvo a casa con mi esposa, le
digo a ésta: “¿Has visto qué peregrino inglés y que solemne
tontería?” Y pienso en los miles y millones de pobres gentes (en
toda la acepción del término) que mueren de hambre por todo el
mundo. Y pienso, también, entre sorprendido y jocoso, qué salida
de tono ha tenido la niña.
Por decir un enérgico “Sin comentario”, que hubiese sido lo
normal y castellano, ha preferido pavonear al modo inglés, como
en cualquier película americana con acompañamiento de
interrogatorio a algún personaje, y quedarse inmersa en el
terrible problema de la desnutrición mundial. ¡Olé mi niña y olé
su inglés “o lo que seiga”! Porque, a continuación, refuerza su
réplica con unos “me se ” y “te se” que hacen llorar a la
Gramática.
Y aquí termino la primera cuestión. Seguirán tres más, si Dios
quiere y lo permite vuestra amabilidad.