Colombia es un país muy rico, pero con mucha gente pobre, lo que
genera la desigualdad que nos tiene en este caos de violencia.
La población de niños trabajadores es una cifra que ya pasó de
preocupante a alarmante: Uno de cada cinco niños entre los 5 y
los 17 años trabaja o busca un empleo en el país. Ojalá que la
solución a sus necesidades llegue pronto, aunque los encuentre
trabajando.
En un país donde los niños son las principales víctimas de la
violencia, las demás crisis los golpean con igual impacto:
social, política y económica. ¿Dónde encontrar la esperanza si
los menores se han visto obligados a trabajar y para ello dejar
de estudiar? Esta situación aumenta el analfabetismo y otras
plagas que terminarán por ahondar las ya enormes diferencias
sociales que nos abruman.
Según un estudio del Programa Internacional para la Erradicación
del Trabajo Infantil (Ipec), cerca del 50 por ciento de los
niños y niñas trabajadoras no tiene siquiera remuneración
monetaria. La otra mitad no es que esté bien remunerada: sus
salarios llegan a ser apenas una cuarta parte del mínimo legal
mensual (un poco menos de un euro al día).
Según La Unicef tenemos 2,5 millones de niños como población
económicamente activa. Un millón setecientos mil son
adolescentes entre 12 y 17 años y ochocientos mil son niños y
niñas de entre 6 y 11 años trabajando en vez de estar jugando y
educándose. Con razón dicen en el exterior que “los colombianos
son muy trabajadores”.
¿Qué hace nuestros niños en vez de divertirse y crecer? El 80
por ciento trabaja en el sector informal, mientras el resto
ayudan en el servicio doméstico en hogares de terceros, con
jornadas hasta de 16 horas. Ante la necesidad no hay leyes y el
abuso es mayor.
Los niños, que deberían alimentar nuestras expectativas de un
mejor futuro, apenas si tienen presente, pues están trabajando
para alimentar a sus familias. Son niños que obtendrán un bajo o
nulo rendimiento escolar y se desgastarán física y mentalmente:
se erosiona su potencial en pleno desarrollo.
¿Cuando se promoverá la escolarización universal, gratuita y
obligatoria durante la educación básica? ¿Qué está esperando el
gobierno para diseñar sistemas que ofrezcan a las familias más
pobres subsidios vinculados al mantenimiento de sus hijos en la
escuela? ¿Se interesará en los niños sólo cuando dejen de serlo
y tengan edad para votar? De continuar con esta situación
llegaremos pronto a convertirnos en una nación miserable, si es
que ya no lo somos. Un país que se quedó en el letargo de ver
cómo crece la economía y empezó a creer, cándidamente, que
también con ella crecía el país.