De la noche al día, en la silenciosa espera del amanecer, entre
luces de fantasmas, aumentaban las soluciones; cada minuto
sumaba nuevas señales de esperanzas, las brisas que llegaban del
mar traían noticias frescas. En su casita apagada, pudo apreciar
al tacto como su barba había vuelto a crecer... cada segundo era
una espina más... Detener el tiempo, volver atrás, era tan
imposible como comenzar una bella obra de arte y no tener los
materiales para terminarla.
Su matrimonio se convertía en la famosa muralla china, se
hallaba solo, sentía el mundo en contra, apenas las sombras
acudían en su defensa… A cada instante sentía el frío acero de
los labios de su esposa, que reclamaba su derecho y venía en
busca de sus tesoros, a cualquier precio… en busca de la pasión
y el calor del hombre que en una ocasión le dijo: “te amo...
¿serás mía?”. Muchas heridas no podrían cerrarse y esto invadía
su pensamiento.
¿Cómo decirle “todo es mentira, me equivoqué aquel día, a muchos
nos pasa alguna vez”? Era hora de detener esa infamia y nada
podría justificar la crueldad de seguir representando la farsa.
¿Cómo decir “te quiero”, sin sentirlo siquiera? Al menos, darse
cuenta de en quién se había convertido, era el comienzo para
reparar lo que creyó irreparable...
Decidido, tomó papel y pluma.
Querida esposa:
En estas líneas te mando un reto, para los dos. Hoy día,
reflexionando, supe que te aprecio y valoro más de lo que pensé,
lo cual te hace merecedora de mi sinceridad.
Al descubrir mi alma vacía, supe que me engañé, y solo logro
salvarte diciéndote lo mucho que siento fallar una vez más… No
mereces a un hombre como yo, confesándote mis pesares, alguna
vez lo entenderás.
Antes de que el tiempo no perdone, quisiera confesarte que mi
amor por ti no es real. Disfruté bellos momentos, tratando de
creer que me había enamorado, sin embargo aquí, desnudo,
sintiendo el frío, solo veo un hombre que perdió su esencia.
Termino así mis sueños y aprendo el castigo que queda tras no
amar; los golpes de la vida me dejaron como herencia una mezcla
de sosiego y crueldad. Tú no serás el blanco.
Tengo que detener la locura en que vivo, no te pido que me
entiendas, sólo que me aborrezcas por ser quien soy y no el que
soñaste en las noches de espera.
Hoy me arrodillé ante Dios, pidiendo sus consejos y escuché en
mi oído la frase: No tiene remedio si no es con la verdad.
Te recordaré con cariño y guardaré tus cartas, para leerte un
día. Los gatos, los libros y las aves serán mi compañía.
Demos gracias porque pude sacarte de estas redes de muerte que
llevo conmigo; sé fuerte y prudente, no cambies o reinterpretes
mis palabras, son claras y transparentes.
Nunca sabré querer a nadie mas que a mí… el daño que te hice
será castigado, las penas que merezco no alcanzan para los días
que me queden por vivir; no hay castigo mayor que lo que estoy
sintiendo hoy.
Perdóname por haber transformado tus sueños en una pesadilla. No
guardes mis cartas, ni la fotos...
Arrójalas al río y deja allí tus lágrimas. Como si limpiaras tu
cuerpo de una enfermedad sin cura.
Me despido y sólo en el silencio quiero tener tu respuesta.