Lo que ha hecho el gobierno Zapatero con ese patibulario
individuo de la huelga de hambre, aún con todo lo que conlleva
de negativo, es de las cosas más lógicas y acertadas (no diré la
única) de toda su legislatura. Es exactamente lo mismo -por
mucho que vociferen en contra, por mucho que renieguen del tema-
que hubieran hecho los del PP o cualesquiera otras siglas
políticas que estuvieran gozando ahora de su ansiado cuatrienio
empuñando el bastón y la espada.
Imagínense lo que hubiese sucedido si este individuo, con
veinticinco muescas en las mugrientas cachas de su recortada
(aunque sólo pagó por uno), muere en la cárcel o en el hospital
por mor de sus descabelladas reivindicaciones. ¿Se imaginan la
bonita bandera con patente de corso que le hubiéramos entregado
a sus secuaces? ¿Se imaginan la cantidad de inocentes que
hubiesen caído víctimas de una locura exacerbada por la muerte
de su "mártir"? ¿Se imaginan el enorme número de nuevos adeptos
que se hubiesen adheridos a la "causa", y que pensarían tener
una más que probada justificación para disparar con saña a la
cabeza de todos los que promovieron, participaron o aceptaron el
martirio de su nuevo y santo patrón?
Definitivamente, por una vez los responsables de este garito no
han hecho juego zapatero (*) y han enviado las veinte a la
grande y veinte al corto que merecía la jugada. Lástima que le
falten los pares y el juego y no sepan que, con esas mismas
cartas -y un par de pelotas-, tendrían más que suficiente para
echarles el órdago al "no juego" y ganar la partida.
Pero, volviendo al "mártir" de Legazpia, al sufrido varón de los
3.000 años redimidos y borrados en sólo 18, al ex-niño y
ex-vecino de la casa cuartel de la Guardia Civil y ex-amiguito
de los hijos de los guardias civiles con los que jugaba a la
pelota frente a la casona Altamira, al bizarro y altivo ex-ertzaintza
de la Bella Easo que tuvo que huir a Francia cuando se le
descubrieron las dos barajas en la sobaquera, al ufano y bragado
ex-macho piara nunca jamás arrepentido de sus hazañas al que se
le puede leer en las muescas de su sangrienta culata esta
luctuosa historia: Vicente Romero, Coronel del Ejército. Juan
García Jiménez, soldado y chófer del Ejército. Esteban del Amo,
Policía Nacional y artificiero. Fausto Escrigas Estrada,
vicealmirante de la Armada. Eugene Kent Brownel, ciudadano
estadounidense. Juan Carlos González, Vicente Javier Domínguez,
Juan José Catón Vázquez, Juan Mateos Pulido y Alberto Alonso
Gómez, Guardias Civiles. Ricardo Sáenz de Ynestrillas,
comandante del Ejército. Carlos Vesteiro Pérez, Tte. coronel del
Ejército. Francisco Casillas Martín, soldado del Ejército. Jesús
María Freixes, Santiago Iglesias Rodino, Carmelo B. Álamo,
Miguel A. Cornejo Ros, José Calvo Gutiérrez, Andrés J. Fernández
Pertierra, Antonio Lancharro Reyes, José J. García Ruiz, Jesús
Gimeno Gimeno, Juan Ignacio Calvo Guerrero, Javier Esteban y
Ángel de la Higuera López, Guardias Civiles. Y aún se leen otras
dos muescas a medio hacer y sin terminar porque no cuajaron:
Luis Antonio Burón Barba, Fiscal General del Estado y Antonio
Hernández Gil, presidente del Tribunal Supremo.
Realmente, un "santo" de tamañas cualidades, un ser tan
excepcional para con el prójimo, lo que merecía no es esa simple
papela de "redimido por buena conducta y, hala, a casa", sino un
reconocimiento "justo" a esa amplia y dilatada labor y a su
inamovible afán de continuidad. Esa merecida "recompensa" (que
es justamente la que usted está pensando) es exactamente la
misma que piensa el Sr. Rajoy y todos los miembros de su
partido, la misma que -si pudieran- aplicaría el Sr. Zapatero y
todos los miembros de su partido, la misma que le darían todos
los ciudadanos españoles en los que me incluyo. Sin embargo,
como una simple reflexión nos lleva a prever las terribles
consecuencias que reseño en el segundo párrafo, obligado es
reprimir lo que dicta el corazón -o más bien las tripas- y
aplicar lo que dice la cabeza.
Se podría pensar -y con mucha lógica- que igual situación podría
repetirse, incluso con presos comunes. Naturalmente que sí.
Aunque cualquiera otra analogía estaría desprovista de la
excepcionalidad de ésta y debiera resolverse de la forma común
prevista en las leyes actuales o futuras. En cualquier caso, lo
que debiera prever los responsables del gobierno, aplicando
también la más simple lógica, es desterrar para siempre el
absurdo de las negociaciones con ETA y reforzar, con todas las
medidas excepcionales que hicieran falta (repito:
excepcionales), los medios y personas disponibles por los
cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y plantarle cara a ese
monstruo inmisericorde hasta arrancarle cada una de sus siete
cabezas.
Pienso que los asesores de nuestro actual gobierno socialista,
aunque sí hayan elegido la que, posiblemente, es la solución más
acertada para este caso excepcional, no están valorando
adecuadamente muchas otras decisiones y no están haciendo lo que
desearía la inmensa mayoría del pueblo español. El 14 de marzo
del 2004 se pudo comprobar cómo ir en contra de lo que piensa y
quiere el pueblo (participación en una guerra, la de Irak, no
querida por nadie) hace que los votos se vayan a otros partidos.
El actual gobierno debiera pensar que, a pesar de que la actual
oposición no ofrece la alternativa más deseable, la continuada
muestra de debilidades, unidas a otras situaciones impopulares
(leyes restrictivas como la del tabaco, subidas de los precios
tan desmesuradas como las de la vivienda, escasez en las subidas
de salarios, etc., etc.), van a condicionar muy mucho los
resultados de las urnas en 2008.
Aplíquense, Señorías, por favor. Que estamos tan hartos de su
guatemala como de su opositora y chillona guatapeor...
(*) Jueg. Persona que se queda sin hacer ninguna baza o tanto.
(Dicc. RAEL)