Siempre me ha asombrado, la sociabilidad de Laura (5 años) con
el resto de sus compañeros, así que puede decirse que todos son
amigos suyos, aunque siente una verdadera devoción por Ferrán (y
Ferrán por ella) que va mucho más allá del simple compañerismo.
Uno de tantos días en que regresábamos de la escuela (siempre
juntos) Pili y yo, fuimos testigos casuales de una conversación
íntima entre ambos, mientras caminábamos a escasos pasos detrás
de ellos.
- Dice Laia que es tu novia -espetó Laura.
- Spchsss -soltó Ferrán (4 años) con un ademán entre interesante
y desinteresado-. Sí... -dijo.
- ¿Y yo…?
- Tú no, no puedes…
Vimos como Laura dibujaba una mueca y al borde de una lagrimilla
mal contenida.
- ¿Por qué yo no…?
- Porque somos amigos, y los amigos juegan…
- ¡Ah!, ¿y qué hacen los novios?
- Pues… como los padres…
En ese momento, Pilar y yo nos miramos entre divertidas y
espantadas intentando adivinar la barrabasada que podría surgir,
y ya preparadas para un merecido sermón, cuando escuchamos la
inocente apostilla…
- Se enfadan…
Y continuaron caminando a tres pasos delante nuestro, cogidos de
la mano, pero ahora sí, dibujada en la carita de Laura, una
dulce sonrisa.