En deseo, en empeño
en voluntad de quererte te tengo
y sin apenas esfuerzo te adoro.
Por tus manos, por tus ojos
por tu buen hacer y libre pensar
por tu alma y tu calma
al pasar junto a mí cada día
sin desmayar.
No quise y no quiero.
No quise perderte y no lo quiero.
No quise atarte a mí y no lo quiero.
No quise que fueses sumisa y no lo quiero
Comprendí que solo podría ganarte y en eso me afano
cada día, cada noche
en cada esquina de tu cuerpo
en cada impulso de mi alma
en cada temblor de tus senos
y con mis ojos…
reventados de asombro.