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Julio, 2007

Alfonso Estudillo, 2004Creo conveniente para los lectores de esta sección, y muy particularmente para los afectados por la Artritis Reumatoide, echar un vistazo a lo que he podido conseguir desde que, a finales de 2006, supiera y pusiera en práctica las teorías alimentarias del Dr. Seignalet. Seis meses en los que, aplicando a mi dieta diaria los consejos y estudios del profesor galo, he podido observar algunas diferencias y diversas mejoras respecto a las que obtenía con la que llevaba anteriormente.
 
En realidad, no he seguido a rajatabla el régimen que aconseja Seignalet. Principalmente porque creo que su eficacia me hubiera privado de poder contar a los lectores las diversas experiencias que voy obteniendo poniendo a prueba lo más importante y objetivo de sus recomendaciones, como son la privación de ciertos alimentos o los métodos utilizados en su cocinado. A continuación enumero las observaciones obtenidas en las pruebas realizadas.
 
La leche.

Es el alimento con cuya supresión total he podido advertir los más rápidos e indiscutibles resultados. Aunque ya antes de conocer por el Dr. Seignalet sus nefastas consecuencias sobre el organismo de los humanos, tenía ciertas referencias y había limitado su consumo a sólo un vaso por las mañanas con el desayuno, sus efectos negativos seguían operando y me hacían ir al baño a evacuar tres y hasta cuatro veces cada día (esto ocurría indefectiblemente cada día y, que recuerde, desde muchos años atrás). Al eliminar su ingesta por completo, el resultado fue que, desde el primer día, la imperiosa necesidad de ir al baño se esfumó como por ensalmo. Ahora, y desde entonces, voy una sola vez al día o, incluso, cada dos días (lo que viene a confirmar que en algunas partes de la India tomen la leche como purgante). Respecto a en qué medida influye la leche en la aparición y continuidad de la Artritis Reumatoide (es obvio que la leche por sí sola no es la única causa), no lo sé aún, pero estoy seguro de que, junto a los demás alimentos que describe o prohíbe en su régimen el Dr. Seignalet, contribuye a la manifestación de la enfermedad. Lo que sí puedo afirmar rotundamente es que mi habitual necesidad de ir al baño varias veces al día desapareció de manera clara y total al dejar definitivamente su consumo.
 
Los cereales.

El pan, prohibido totalmente en el régimen del Dr. Seignalet, es un alimento que cuesta mucho dejar de manera radical para quienes estamos acostumbrados a su consumo de toda la vida. Por ello, y por lo que dije antes -que no pretendo una curación total e inmediata-, lo que he hecho es limitar y rebajar su consumo a la mitad o menos de lo que consumía habitualmente. Pienso que, si bien lo correcto para una remisión de la enfermedad es dejar de ingerirlo por completo, esta limitación también contribuye a las mejorías que voy observando en estos meses (y que luego resumiré con más detalles). También quiero aclarar que, excepto el referido trozo de pan y el arroz (único cereal no prohibido), no consumo cereales como pastas, dulces ni ningún otro alimento que pueda contener o estar elaborado con los mismos.
 
Los aceites.
 
Tal como nos aconseja el Dr. Seignalet, he adquirido la buena y sana costumbre de cocinar todo con aceite de primera presión en frío, es decir, aceites no refinados, o lo que es lo mismo, aceite de oliva virgen EXTRA. Resalto lo de extra porque es el único aceite que -según exige la normativa vigente- no sufre las manipulaciones a que someten a los otros aceites, incluso a los denominados "aceite de oliva virgen" que, generalmente, y a pesar de que los fabricantes estarían obligados a envasar con esta denominación un producto extraído por medios mecánicos y sin someterlo a ningún procedimiento que adultere su naturaleza, son refinados o han sufrido manipulaciones en su elaboración. Importantísimo también es que los fritos (los pocos que consumo) los hago exclusivamente con este tipo de aceite, procurando que no reciba más calor ni tiempo del necesario para la fritura (aunque queden algo menos fritos) y, sobre todo, cambiándolo con bastante más frecuencia de lo que antes era habitual, o sea, no más allá de unos cinco o seis usos.
 
Otros alimentos. Cocinado.

Obviamente, tampoco estoy siguiendo el consejo de ingerir la carne y el pescado crudos. Para estas pruebas primeras, en las que, repito, no he querido seguir exhaustivamente las propuestas del profesor Seignalet, lo que sí estoy haciendo es poner un especial cuidado en el cocinado de todos los alimentos, sometiéndolos a las menores temperaturas y al menor tiempo de cocción posibles. Incluso no he prescindido de comer carne, pescados o mariscos a la plancha, aunque, eso sí, un asado de vuelta y vuelta y muy escasos minutos. Creo que, sin ser la opción drástica de comerlos crudos (que no dudo que sea la ideal para todo el que pueda o necesite hacerlo), tampoco reporta los efectos negativos de un asado descuidado, con altas temperaturas y con un exceso de tiempo sobre la plancha o las brasas. Un virtuoso punto medio que, sin duda, reporta unos puntos a nuestra salud. Naturalmente, también estoy introduciendo en mi dieta un mayor consumo de frutas y verduras como contrapartida al menor consumo de guisos, fritos, conservas o embutidos. Estos últimos los limito a los elaborados con carnes crudas y mediante procesos de secados, como caña de lomo, salchichón y fuet, longaniza casera y jamón serrano.
 

Observaciones.

Durante los dos primeros meses de seguir las pautas alimentarias que reseño, conseguí ir bajando los 15 mg. diarios de corticoides hasta dejar de tomarlos totalmente. En realidad, yo sabía que después de 13 años tomándolos, mi producción endógena de hidrocortisona podía estar totalmente bloqueada. Esta hormona la produce la corteza suprarrenal y es indispensable para diversas funciones del metabolismo. La ingesta diaria de corticoides reduce o inhibe su producción y, si bien no presenta los graves efectos de la enfermedad de Addison, sí produce lo que se llama insuficiencia corticoadrenal secundaria, que puede ser recuperable pero que hace indispensable la continuidad en la toma de corticoides (Hablaré de este importantísimo tema en otro artículo), por lo que sabía que podría volver a presentarse parte de los síntomas del cuadro clínico de la Artritis. Efectivamente, antes de un mes sin tomar corticoides, comenzaron a aparecer los dolores -leves- en las articulaciones de las manos, las muñecas, los pies y los hombros. Pero, aún así continué sin tomarlos durante todo ese mes. Sólo volví a ingerirlos (rebajando la dosis diaria a 7,5 mg.) cuando el dolor, sobre todo en las muñecas y el hombro izquierdo, se hizo insoportable.
 
En estos tres últimos meses, con la dosis diaria de 7,5 mg. (y algunos días nada), no se me han presentado episodios agudos ni grandes e invalidantes dolores en las manos como antes era habitual apenas bajaba la dosis de los 15 mg. Así, pues, no me cabe la menor duda de que los actuales -pequeños pero fundamentales e imprescindibles- cambios en la alimentación resultan positivos para contener y rebajar los efectos de la enfermedad. Por otra parte, y como consecuencia de no producirse -o producirse en mucho menor medida- uno de los efectos secundarios de los corticoides que es la retención hídrica -incluso a pesar de que estoy comiendo algo más que antes-, mi peso ha pasado de 82 kgs. a 74 ó 75. Una apreciable y significativa pérdida que me sitúa en mi peso normal.
 
Como continuidad a lo hecho hasta ahora, sería lógico que en los próximos meses aplicara con más rigor el régimen que propone el Dr. Seignalet, que no dudo que proporcionaría unos efectos aún más positivos, pero como de resultas de mis investigaciones se me presenta una nueva posibilidad, que podría intervenir de una manera muy positiva en el poco claro origen de la Artritis Reumatoide (y de muchas otras enfermedades de las denominadas autoinmunes), quiero dedicar tiempo a recopilar toda la información posible, a su estudio y a una probable puesta en práctica para ir cosechando nuevas experiencias. Ya les contaré, pues todo ello lo trataré en el próximo articulo que publicaré en el mes de septiembre.




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Nota:
En La Web de la Artritis Reumatoide, además de un consultorio on line, dispone de infinidad de artículos sobre los alimentos, pruebas realizadas sobre estos, el Régimen Ancestral estudiado y comentado por Alfonso Estudillo y descripciones de muchas patologías comprendidas entre las reumatológicas, neurológicas y autoinmunes en general.

URL: La Web de la Artritis Reumatoide




 

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