Creo
conveniente para los lectores de esta sección, y muy
particularmente para los afectados por la Artritis Reumatoide,
echar un vistazo a lo que he podido conseguir desde que, a
finales de 2006, supiera y pusiera en práctica las teorías
alimentarias del Dr. Seignalet. Seis meses en los que, aplicando
a mi dieta diaria los consejos y estudios del profesor galo, he
podido observar algunas diferencias y diversas mejoras respecto
a las que obtenía con la que llevaba anteriormente.
En realidad, no he seguido a rajatabla el régimen que aconseja
Seignalet. Principalmente porque creo que su eficacia me hubiera
privado de poder contar a los lectores las diversas experiencias
que voy obteniendo poniendo a prueba lo más importante y
objetivo de sus recomendaciones, como son la privación de
ciertos alimentos o los métodos utilizados en su cocinado. A
continuación enumero las observaciones obtenidas en las pruebas
realizadas.
La leche.
Es el alimento con cuya supresión total he podido advertir los
más rápidos e indiscutibles resultados. Aunque ya antes de
conocer por el Dr. Seignalet sus nefastas consecuencias sobre el
organismo de los humanos, tenía ciertas referencias y había
limitado su consumo a sólo un vaso por las mañanas con el
desayuno, sus efectos negativos seguían operando y me hacían ir
al baño a evacuar tres y hasta cuatro veces cada día (esto
ocurría indefectiblemente cada día y, que recuerde, desde muchos
años atrás). Al eliminar su ingesta por completo, el resultado
fue que, desde el primer día, la imperiosa necesidad de ir al
baño se esfumó como por ensalmo. Ahora, y desde entonces, voy
una sola vez al día o, incluso, cada dos días (lo que viene a
confirmar que en algunas partes de la India tomen la leche como
purgante). Respecto a en qué medida influye la leche en la
aparición y continuidad de la Artritis Reumatoide (es obvio que
la leche por sí sola no es la única causa), no lo sé aún, pero
estoy seguro de que, junto a los demás alimentos que describe o
prohíbe en su régimen el Dr. Seignalet, contribuye a la
manifestación de la enfermedad. Lo que sí puedo afirmar
rotundamente es que mi habitual necesidad de ir al baño varias
veces al día desapareció de manera clara y total al dejar
definitivamente su consumo.
Los cereales.
El pan, prohibido totalmente en el régimen del Dr. Seignalet, es
un alimento que cuesta mucho dejar de manera radical para
quienes estamos acostumbrados a su consumo de toda la vida. Por
ello, y por lo que dije antes -que no pretendo una curación
total e inmediata-, lo que he hecho es limitar y rebajar su
consumo a la mitad o menos de lo que consumía habitualmente.
Pienso que, si bien lo correcto para una remisión de la
enfermedad es dejar de ingerirlo por completo, esta limitación
también contribuye a las mejorías que voy observando en estos
meses (y que luego resumiré con más detalles). También quiero
aclarar que, excepto el referido trozo de pan y el arroz (único
cereal no prohibido), no consumo cereales como pastas, dulces ni
ningún otro alimento que pueda contener o estar elaborado con
los mismos.
Los aceites.
Tal como nos aconseja el Dr. Seignalet, he adquirido la buena y
sana costumbre de cocinar todo con aceite de primera presión en
frío, es decir, aceites no refinados, o lo que es lo mismo,
aceite de oliva virgen EXTRA. Resalto lo de extra porque es el
único aceite que -según exige la normativa vigente- no sufre las
manipulaciones a que someten a los otros aceites, incluso a los
denominados "aceite de oliva virgen" que, generalmente, y a
pesar de que los fabricantes estarían obligados a envasar con
esta denominación un producto extraído por medios mecánicos y
sin someterlo a ningún procedimiento que adultere su naturaleza,
son refinados o han sufrido manipulaciones en su
elaboración. Importantísimo también es que los fritos (los pocos
que consumo) los hago exclusivamente con este tipo de aceite,
procurando que no reciba más calor ni tiempo del necesario para
la fritura (aunque queden algo menos fritos) y, sobre todo,
cambiándolo con bastante más frecuencia de lo que antes era
habitual, o sea, no más allá de unos cinco o seis usos.
Otros alimentos. Cocinado.
Obviamente, tampoco estoy siguiendo el consejo de ingerir la
carne y el pescado crudos. Para estas pruebas primeras, en las
que, repito, no he querido seguir exhaustivamente las propuestas
del profesor Seignalet, lo que sí estoy haciendo es poner un
especial cuidado en el cocinado de todos los alimentos,
sometiéndolos a las menores temperaturas y al menor tiempo de
cocción posibles. Incluso no he prescindido de comer carne,
pescados o mariscos a la plancha, aunque, eso sí, un asado de
vuelta y vuelta y muy escasos minutos. Creo que, sin ser la
opción drástica de comerlos crudos (que no dudo que sea la ideal
para todo el que pueda o necesite hacerlo), tampoco reporta los
efectos negativos de un asado descuidado, con altas temperaturas
y con un exceso de tiempo sobre la plancha o las brasas. Un
virtuoso punto medio que, sin duda, reporta unos puntos a
nuestra salud. Naturalmente, también estoy introduciendo en mi
dieta un mayor consumo de frutas y verduras como contrapartida
al menor consumo de guisos, fritos, conservas o embutidos. Estos
últimos los limito a los elaborados con carnes crudas y mediante
procesos de secados, como caña de lomo, salchichón y fuet,
longaniza casera y jamón serrano.
Observaciones.
Durante los dos primeros meses de seguir las pautas alimentarias
que reseño, conseguí ir bajando los 15 mg. diarios de
corticoides hasta dejar de tomarlos totalmente. En realidad, yo
sabía que después de 13 años tomándolos, mi producción
endógena de hidrocortisona podía estar totalmente bloqueada. Esta
hormona la produce la corteza suprarrenal y es indispensable
para diversas funciones del metabolismo. La ingesta diaria de
corticoides reduce o inhibe su producción y, si bien no presenta
los graves efectos de la enfermedad de Addison, sí produce lo
que se llama insuficiencia corticoadrenal secundaria, que puede
ser recuperable pero que hace indispensable la continuidad en la
toma de corticoides (Hablaré de este importantísimo tema en otro
artículo), por lo que sabía que podría volver a presentarse
parte de los síntomas del cuadro clínico de la Artritis.
Efectivamente, antes de un mes sin tomar corticoides, comenzaron
a aparecer los dolores -leves- en las articulaciones de las manos, las
muñecas, los pies y los hombros. Pero, aún así continué sin
tomarlos durante todo ese mes. Sólo volví a ingerirlos
(rebajando la dosis diaria a 7,5 mg.) cuando el dolor, sobre
todo en las muñecas y el hombro izquierdo, se hizo insoportable.
En estos tres últimos meses, con la dosis diaria de 7,5 mg. (y
algunos días nada), no se me han presentado episodios agudos ni
grandes e invalidantes dolores en las manos como antes era
habitual apenas bajaba la dosis de los 15 mg. Así, pues, no me
cabe la menor duda de que los actuales -pequeños pero
fundamentales e imprescindibles- cambios en la alimentación
resultan positivos para contener y rebajar los efectos de la
enfermedad. Por otra parte, y como consecuencia de no producirse
-o producirse en mucho menor medida- uno de los efectos
secundarios de los corticoides que es la retención hídrica
-incluso a pesar de que estoy comiendo algo más que antes-, mi
peso ha pasado de 82 kgs. a 74 ó 75. Una apreciable y
significativa pérdida que me sitúa en mi peso normal.
Como continuidad a lo hecho hasta ahora, sería lógico que en los
próximos meses aplicara con más rigor el régimen que propone el
Dr. Seignalet, que no dudo que proporcionaría unos efectos aún
más positivos, pero como de resultas de mis investigaciones se
me presenta una nueva posibilidad, que podría intervenir de una
manera muy positiva en el poco claro origen de la Artritis
Reumatoide (y de muchas otras enfermedades de las denominadas
autoinmunes), quiero dedicar tiempo a recopilar toda la
información posible, a su estudio y a una probable puesta en
práctica para ir cosechando nuevas experiencias. Ya les contaré,
pues todo ello lo trataré en el próximo articulo que publicaré
en el mes de septiembre.
* * * * *
Nota:
En La Web de la Artritis Reumatoide, además de
un consultorio on line, dispone de infinidad de
artículos sobre los alimentos, pruebas realizadas sobre estos,
el Régimen Ancestral estudiado y comentado por Alfonso Estudillo
y descripciones de
muchas patologías comprendidas entre las reumatológicas,
neurológicas y autoinmunes en general.