“De la misma manera que las mujeres y los hombres
tendrían que verse menos como seres enfrentados,
el realismo y la fantasía tendrían que ir más de la mano,
porque la vida es una cantera de surrealismo
y gracias a eso se aguanta la llamada realidad,
esa llamada prosa de la vida.” Carmen Martín Gaite
Carmen Martín Gaite es una escritora representativa de la
llamada “generación del medio siglo”, cultivadora del realismo
social y una de las figuras más sobresalientes de la narrativa
española. Sus novelas recuperan el mundo de la infancia y
adolescencia en ambientes pequeños, pero creando grandes
universos narrativos.
Carmen Martín Gaite nace en Salamanca el 8 de diciembre de 1925.
En la Universidad de Salamanca se licencia en Filosofía y
Letras, allí conoce a Ignacio Aldecoa y a Agustín García Calvo y
participa como actriz en varias obras teatrales. Colabora en las
revistas Trabajo y Días en Salamanca y Revista Nueva en Madrid,
ciudad a la que llega en 1950, doctorándose en la Universidad
Madrid con la tesis Usos amorosos del XVIII en España. Ignacio
Aldecoa la introduce en su círculo literario, donde conoce a
Josefina Aldecoa, Juan Benet, Medardo Fraile, Jesús Fernández
Santos, Alfonso Sastre y Rafael Sánchez Ferlosio, con quien
contrajo matrimonio en 1954, y del que se separó transcurrido
unos años. Carmen Martín Gaite muere en Madrid el 23 de julio de
2000.
Martín Gaite se dio a conocer con El balneario (1955) que
obtiene el prestigioso Premio Café Gijón, revalidándose después
con la que sería su obra señera Entre visillos (1958, Premio
Nadal), novela en la que cuenta las experiencias de unas jóvenes
provincianas españolas de clase media, texto crítico de la
condición femenina donde operan los recuerdos de la autora.
Considerada una de las máximas exponentes de la narrativa
española contemporánea, lleva a cabo una detenida meditación
sobre la sociedad humana y la carencia de horizontes en obras
como Retahílas (1974), estructurada en un diálogo-coloquio que
durante una noche mantiene la nieta y el sobrino de una anciana
moribunda, entre recuerdos, historias y atmósferas misteriosas,
como desahogo de su propia intimidad, Fragmentos del interior
(1976), nos traslada al ambiente de una familia madrileña de
clase media, y El cuarto de atrás (1978, Premio Nacional de
Narrativa), relato que intensifica el aspecto misterioso y
onírico a través de ensoñaciones fantásticas de la narradora,
que se basan en la recuperación de la infancia y la expresión
espontánea de las vivencias más elementales de su vida
personal.
La reflexión metanarrativa y autobiográfica dominan el discurso
de El cuento de nunca acabar (1983) y Desde la ventana (1987),
libros que fluctúan continuamente entre la ficción y el ensayo.
Otros textos debido a su pluma son las investigaciones
históricas El proceso de Macanaz (1969), Usos amorosos del siglo
XVIII español (1972) y Usos amorosos de la posguerra española
(1987), el libro de poemas A rachas (1976), el drama A palo seco
(1988), los relatos para jóvenes El castillo de las tres
murallas y El pastel del diablo, recogidos en el volumen Dos
relatos (1989), y las novelas Caperucita en Manhattan (1988), en
la que explora la relación existente entre los motivos de los
cuentos infantiles y la simbología hollywoodense, Nubosidad
variable (1992), historia de dos mujeres, amigas de la infancia,
que se encuentran al pasar el tiempo, y La reina de las nieves
(1994), que se vale de las claves de la narrativa folletinesca.
Su libro Esperando el porvenir. Homenaje a Ignacio Aldecoa
(1994) reúne las cuatro conferencias que, sobre la vida y la
obras del este escritor, dictó Martín Gaite en la Universidad de
Salamanca. En 1988 le fue concedido el Premio Príncipe de
Asturias de las Letras, compartido con José Ángel Valente, y en
1994 el Premio Nacional de las Letras. En sus últimos años ha
publicado dos éxitos de crítica y público, Lo raro es vivir
(1997) e Irse de casa (1998). Y como dijo la escritora
salmantina: “Siempre hay uno que sufre y otro que hace sufrir”.